Uno por, ...

Eclesiastés 7: 20 20No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque. NTV. 10Como está escrito: «¡No hay ni uno solo que sea justo! 11No hay quien entienda; no hay quien busque a Dios. 12Todos se desviaron, a una se han corrompido. No hay quien haga lo bueno, ¡no hay ni siquiera uno! Romanos 3: 10/12. RVC.

... uno, pecador, por pecador , cuenta por cuenta, deuda por deuda, esclavo por esclavo, frente a frente con el Salvador se resuelve la apócrifa "verdad" en la que ser parte de la sociedad y del sistema religioso, le permite a la gente, en masa, pronunciar el nombre dios tomados de la mano de algún líder que concita a dios amedrentándolo con un poder inusitado, que obra en respuesta a "ciertas invocaciones", que constriñen a dios quien responde sumisa y humildemente a la gigante gama de seres humanos para declararlos justos, ... a todos, luego según sea la invocación, dejar caer sobre aquellos "bendiciones", para terminar con la "orden del líder" de retirarse hasta cuando la gente vuelva, porque se le agotaron las mercedes recibidas. 
 
Ezequiel 18: 1/4,20  El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2«¿Por qué en Israel no deja de repetirse aquel refrán que dice: “Los padres comen uvas agrias y a los hijos se les destemplan los dientes”? 3Yo, el Señor, juro por mi vida que nunca volverán ustedes a repetir este refrán en Israel. 4A mí me pertenece todo ser humano, lo mismo el padre que el hijo. Aquel que peque, morirá. 20Sólo aquel que peque morirá. Ni el hijo ha de pagar por los pecados del padre, ni el padre por los pecados del hijo. El justo recibirá el premio a su justicia; y el malvado, el castigo a su maldad. DHH.
 
La Verdad de Dios, es decir la verdad porque Dios es el autor de la Verdad, es la genuina proclamación que cubrió, según lo prueban los muy recientes acontecimientos, la totalidad de los cuerpos que existen y tienen mente-anima; la totalidad de ellos ya escucho la Voz de Dios que en efecto es general, es para ser oída por cada uno de los seres humanos que habitan sobre la tierra, la predicación del Evangelio que es la Palabra Profética que envuelve en efecto a todos los que ocupan puesto en el planeta, pero que solo tendrá vigencia y por tanto causa, en la rendición de cuentas personal de cada uno de los que renaciendo en su real genética, obran valientemente para desenmascarar la "llamada verdad satánica", que es la mentira en que conserva la muerte.
 
Mateo 24: 7/15, 7Porque los países pelearán unos contra otros, la gente no tendrá qué comer, y en muchos lugares habrá terremotos. 8Eso es sólo el principio de todo lo que el mundo sufrir.
9»Ustedes serán llevados presos, y entregados a las autoridades para que los maltraten y los maten. Todo el mundo los odiará por ser mis discípulos. 10Muchos de mis seguidores dejarán de creer en mí; uno traicionará al otro y sentirá odio por él. 11Llegarán muchos falsos profetas y engañarán a muchas personas. 12La gente será tan mala que la mayoría dejará de amarse. 13Pero yo salvaré a todos mis seguidores que confíen en mí hasta el final. 14El fin del mundo llegará cuando las buenas noticias del reino de Dios sean anunciadas en toda la tierra, y todo el mundo las haya escuchado. 15—El que lea esto debe tratar de entender lo que dijo el profeta Daniel. Él anunció que algún día se presentaría una ofrenda asquerosa en el templo. »Cuando vean que en el Lugar Santo pasa lo que anunció Daniel, entonces huyan. TLA.    
 
Todos oirán, todos verán, pero solo una pequeña minoría asumirá la responsabilidad personal por su existencia, que por ser "suya", hace que su individualidad, su cuerpo y alma-mente- estén destinados a pasar la eternidad en compañía del que peco en el principio y murió; genuina verdad que procede en lo individual, de cada quien que ha de reconocerse pecador, y por algunos pocos momentos, ante la cruz conocer lo que realmente es la muerte, ser presa del indescifrable e inentendible terror que solo puede ser soportado porque la Mano de su Señor y Salvador Cristo Jesús lo sostiene y frente a frente como sucedió con Dimas, recibirá la eterna promesa; Hoy estarás conmigo en el paraíso, porque al morir conmigo, la deuda, el pecado, la esclavitud, quedan pagadas en mi Sangre.      
 
Romanos 3: 22/26  22por medio de la fe en Jesucristo, Dios hace justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia: 23todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios. 24Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los hace justos, mediante la liberación que realizó Cristo Jesús. 25Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón. Este perdón se alcanza por la fe. Así quería Dios mostrar cómo nos hace justos: perdonando los pecados que habíamos cometido antes, 26porque él es paciente. Él quería mostrar en el tiempo presente cómo nos hace justos; pues así como él es justo, hace justos a los que creen en Jesús. DHH.
 
Ante la cruz y en la cruz, se resuelve la crisis del paraíso; cara a cara los primeros fueron confrontados y echados de la casa de Santidad, Justicia y amor, no por las razones de Dios, sino por las decisiones de aquellos; de igual manera y por las razones de Dios, los que decidan cara a cara con su creador renunciar a la muerte que es la deuda de pecado, aceptando el regalo de la Salvación, la redención de la deuda en la sangre de Cristo Jesús, serán liberados de la muerte eterna, crucificados con Cristo, porque Cristo Jesús fue crucificado por cada uno de los seres humanos que pisara la tierra, por los pecados cometidos por cada uno, la espantosa realidad del pecado que sumo cada ser humano y que cayo sobre El, que es la inconmensurable explicación a su pasión y muerte. 
 
Gálatas 2: 16/21 15Nosotros somos judíos de nacimiento, y no pecadores paganos. 16Sin embargo, sabemos que nadie es reconocido como justo por cumplir la ley sino gracias a la fe en Jesucristo. Por esto, también nosotros hemos creído en Jesucristo, para que Dios nos reconozca como justos, gracias a esa fe y no por cumplir la ley. Porque nadie será reconocido como justo por cumplir la ley.
17Ahora bien, si buscando ser reconocidos como justos por medio de Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, ¿acaso esto querrá decir que Cristo nos hace pecadores? ¡Claro que no! 18Pues si destruyo algo y luego lo vuelvo a construir, yo mismo soy el culpable. 19Porque por medio de la ley yo he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido crucificado, 20y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí. 21No quiero rechazar la bondad de Dios; pues si se obtuviera la justicia por medio de la ley, Cristo habría muerto inútilmente. DHH. Negrilla agregada por V.de.C.
 
 
 
 
 
 
 

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