Tensionados, estresados, ...
1 de Juan 4: 18 Amor y temor, en efecto, son incompatibles; el auténtico amor elimina el temor, ya que el temor está en relación con el castigo, y el que teme es que aún no ha aprendido a amar perfectamente. BHTI-ES.
... es lo que aceptan como de ocurrencia diaria, los seres humanos que viven empujados por el sistema que ellos mismos se han inventado, en el que cada uno ha desaparecido, trayendo como consecuencia que aquellos que esperan verlos, caigan también en tensión y estrés, porque ya no los ven.
Se trata de un mal que aqueja a todos, pero que tiene como "zona de acumulación" a los niños, los enfermos, los ancianos, ... los abandonados. Este mal, es tan trágicamente dañino, porque todos han llegado a la conclusión que lo que les ocurre es porque se lo merecen.
Los niños aceptan; me han abandonado porque soy malo; los enfermos -quizas los mas graves del "alma", no del cuerpo- aceptan; en esta condición soy inútil, y los ancianos resignados concuerdan; este es el ciclo de la vida. Nadie se imagina ni remotamente, que todo esto que han generado los que se publican adultos y maduros, ante Dios es pecado.
La enorme tragedia consiste en que la sociedad, la política y la religión, socarronamente le han cambiado el nombre y para despistar mortalmente, llenan las bibliotecas con tratados acerca de la tensión y el estrés. No se han dado cuenta, o no quieren aceptar, que lo que padecen es un estado de desequilibrio, entre culpa y perdón.
La ocupadísima especie humana, culpable ante los suyos, no entiende que la grave tensión y el estrés que sufre, es consecuencia de su culpa, pecado por el que no esta dispuesta a pedir perdón, agravando su casi siempre irremediable situación, con mas tensión y mas estrés envueltos en papel de regalo, en ocasiones fechadas en el calendario.
El equilibrio que debe haber entre culpa y perdón, por genuino arrepentimiento, genera equilibrio en nuestras relaciones, y por tanto en nuestra relación con Dios. Ciertamente no hay compatibilidad entre temor y amor, porque el amor toma la iniciativa para aceptar el error y solucionarlo. Es este el punto en que toma forma la legitima adoración a Dios.
Tensión y estrés, no es otra cosa que el miedo al castigo por la negligencia de abandonar la vida, para entretenerse con el juego social diseñado cuidadosamente, para que todos sean abandonados. La conciencia, que es el campo en el que los que "no creen", hacen sus arreglos para acallarla, justificando su conducta, consiguen "olvidar el miedo momentáneamente".
Pero en los creyentes, la conciencia es el campo en el que obra el Espíritu de Dios, dando convicción de pecado para volverse al creador, y al lugar en el que fue solucionada para siempre su tensión y estrés, que es la cruz del calvario, lugar en el que el perdón por la culpa fue concedido por amor. El amor echó fuera el temor, quedando restaurada nuestra relación con todos, y en especial con Nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús.
El circulo vicioso de la tensión y el estrés, se soluciona cuando "aparecemos" ante la cruz del calvario y en presencia de Dios, aceptamos nuestra culpa, nuestro pecado; el perdón de Dios, elimina el miedo al castigo, al castigo de la muerte eterna, y con su presencia en nuestro corazón, jamás volveremos a desaparecer de entre los seres que el nos da, para que nos conozcan y en nosotros, lo conozcan a El.
Mateo 3: 7/8 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar, los enfrentó. «¡Camada de víboras! —exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira divina que se acerca? Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios. NTV.
... es lo que aceptan como de ocurrencia diaria, los seres humanos que viven empujados por el sistema que ellos mismos se han inventado, en el que cada uno ha desaparecido, trayendo como consecuencia que aquellos que esperan verlos, caigan también en tensión y estrés, porque ya no los ven.
Se trata de un mal que aqueja a todos, pero que tiene como "zona de acumulación" a los niños, los enfermos, los ancianos, ... los abandonados. Este mal, es tan trágicamente dañino, porque todos han llegado a la conclusión que lo que les ocurre es porque se lo merecen.
Los niños aceptan; me han abandonado porque soy malo; los enfermos -quizas los mas graves del "alma", no del cuerpo- aceptan; en esta condición soy inútil, y los ancianos resignados concuerdan; este es el ciclo de la vida. Nadie se imagina ni remotamente, que todo esto que han generado los que se publican adultos y maduros, ante Dios es pecado.
La enorme tragedia consiste en que la sociedad, la política y la religión, socarronamente le han cambiado el nombre y para despistar mortalmente, llenan las bibliotecas con tratados acerca de la tensión y el estrés. No se han dado cuenta, o no quieren aceptar, que lo que padecen es un estado de desequilibrio, entre culpa y perdón.
La ocupadísima especie humana, culpable ante los suyos, no entiende que la grave tensión y el estrés que sufre, es consecuencia de su culpa, pecado por el que no esta dispuesta a pedir perdón, agravando su casi siempre irremediable situación, con mas tensión y mas estrés envueltos en papel de regalo, en ocasiones fechadas en el calendario.
El equilibrio que debe haber entre culpa y perdón, por genuino arrepentimiento, genera equilibrio en nuestras relaciones, y por tanto en nuestra relación con Dios. Ciertamente no hay compatibilidad entre temor y amor, porque el amor toma la iniciativa para aceptar el error y solucionarlo. Es este el punto en que toma forma la legitima adoración a Dios.
Tensión y estrés, no es otra cosa que el miedo al castigo por la negligencia de abandonar la vida, para entretenerse con el juego social diseñado cuidadosamente, para que todos sean abandonados. La conciencia, que es el campo en el que los que "no creen", hacen sus arreglos para acallarla, justificando su conducta, consiguen "olvidar el miedo momentáneamente".
Pero en los creyentes, la conciencia es el campo en el que obra el Espíritu de Dios, dando convicción de pecado para volverse al creador, y al lugar en el que fue solucionada para siempre su tensión y estrés, que es la cruz del calvario, lugar en el que el perdón por la culpa fue concedido por amor. El amor echó fuera el temor, quedando restaurada nuestra relación con todos, y en especial con Nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús.
El circulo vicioso de la tensión y el estrés, se soluciona cuando "aparecemos" ante la cruz del calvario y en presencia de Dios, aceptamos nuestra culpa, nuestro pecado; el perdón de Dios, elimina el miedo al castigo, al castigo de la muerte eterna, y con su presencia en nuestro corazón, jamás volveremos a desaparecer de entre los seres que el nos da, para que nos conozcan y en nosotros, lo conozcan a El.
Mateo 3: 7/8 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar, los enfrentó. «¡Camada de víboras! —exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira divina que se acerca? Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios. NTV.