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Hebreos 11: 1/3 1Ahora bien, la fe es la certeza[a] de lo que se espera, la convicción[b] de lo que no se ve. 2 Porque por ella recibieron aprobación[c] los antiguos[d]. 3 Por la fe entendemos que el universo[e] fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles. LBLA.

...  lo que creemos, determina la manera como vivimos, existir es la certeza de la fe que se manifiesta en los hechos, en los actos, que cada quien lleva a efecto, en el concierto del diario transcurrir, que prueban, que demuestran lo que cada uno, cada una, puede hacer y lo hace, incidentalmente, o deliberadamente, como evidencia de su fe, de lo que esta fuera de los parámetros manipulados, arreglados, hipócritas, de la sociedad, y del sistema religioso, dado que nada de "esos parámetros y normas", los afectan en absoluto.

Hebreos 11: 5/7 5 Fue por la fe que Enoc ascendió al cielo sin morir; «desapareció, porque Dios se lo llevó»[a]. Pues antes de ser llevado, lo conocían como una persona que agradaba a Dios. 6 De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad. 7 Fue por la fe que Noé construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios, quien le advirtió de cosas que nunca antes habían sucedido. Por su fe, Noé condenó al resto del mundo y recibió la justicia que viene por la fe. NTV.

El proceso que se da en el cumplimiento de los planes y programas, de los seres humanos, durante su permanencia en el cuerpo, comienza y termina en la mente-alma, desarrollo que es sometido; en los casos en que no es simplemente, la repetición sin sentido, automática de hábitos, a la aprobación, o desaprobación de las criaturas, seguras, ciertas en que lo uno o lo otro, ha de rendirle cuentas a si mismo, de manera que, la rendición de cuentas, es un asunto de cada quien, como dueño, como único interesado, en los resultados.       

Galatas 3: 9/13 9 Los que confían en Dios, pues, reciben las mismas bendiciones que Abraham recibió como hombre creyente. 10 Los que se aferran a la ley para salvarse están bajo la maldición de Dios. Las Escrituras dicen claramente: «Malditos los que quebrantan cualquiera de las leyes que están escritas en el libro de la ley de Dios». 11 Salta a la vista, pues, que nadie podrá jamás ganar el favor de Dios por obedecer la ley, porque está escrito: «El que halla la vida, la halla sólo porque confía en Dios». 12 La ley, en cambio, no se basa en la fe, ya que dice que para «tener vida hay que obedecer las leyes de Dios». 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tomando sobre sí mismo la maldición por amor a nosotros. Porque dicen las Escrituras que es «maldito el que es colgado en un madero». NBV.

Obedecerse a si mismo, como la mas elevada Ley, a la que acepta someterse, es la explicación, a la mas subterránea necedad-estupides, de los seres humanos, que obran en los escenarios del mundo y del sistema religioso, como Lideres, como autoridades, que deciden que, y como ha de ser la ley y dios, dado que ambos; la ley social y las doctrinas religiosas, han de estar siempre bajo su nivel de autoridad, como medios, de conveniencia, para llevar a perfecto sus corruptas, depravadas, pervertidas existencias.  

Romanos 3: 24/29 24 Pero Dios, por su gran amor, gratuitamente nos declara inocentes, porque Jesucristo pagó todas nuestras deudas. 25-26 Dios ofreció a Jesucristo como sacrificio por nuestros pecados. Cuando creemos esto, Dios nos perdona todos nuestros pecados pasados, pues nos tiene paciencia. De esa manera da a conocer su justicia y muestra que él es justo y que nos hace justos por tener fe en Cristo Jesús. 27 ¿De qué podemos jactarnos entonces? Absolutamente de nada. ¿Por qué? Porque nuestra salvación no depende de la obediencia a la ley, sino de la fe. 28 En conclusión, podemos decir que Dios hace a la persona justa por la fe en Cristo y no en virtud de la obediencia a la ley. NBV. 

El fundamento en que ha ocurrido, lo que conocemos de la especie humana, como habitante del mundo, se forma en la obediencia heredada dentro de los vínculos de sangre de Adan y Eva, la tradición que desconoce la Justicia, porque no conoce el Amor, y es apóstata de la santidad, respondiendo a lo que la gente llama obediencia, o desobediencia, simplemente por los calificativos de nombre, como papá, o y mamá, o tío, o abuelo; que ordenan, mandan, dicen, y los niños, y los demás responden al estatus, no a la justicia.

Sofonías 3: 6/8 6 «Yo permití que las naciones fueran destruidas, y que sus habitaciones quedaran asoladas; yo dejé sus calles desiertas, hasta que no quedó quien pasara por ellas; sus ciudades quedaron asoladas, hasta que no quedó nadie, ni un solo habitante. 7 »Yo me dije: “Seguramente esta ciudad me temerá; aceptará ser corregida, y no será destruida su habitación por todo aquello por lo que la castigué.” Pero ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos. 8 »Por lo tanto, espérenme hasta el día en que me levante para juzgarlos; porque he decidido reunir a las naciones y juntar los reinos para derramar sobre ellos todo mi enojo y el ardor de mi ira. ¡El fuego de mi celo consumirá toda la tierra! » —Palabra del Señor. RVC.

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