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Tito 1: 10/16 10 Porque aún hay muchos rebeldes, que hablan de vanidades y de engaños, especialmente los de la circuncisión, 11 a los cuales es preciso tapar la boca. Éstos trastornan casas enteras, y a cambio de ganancias deshonestas enseñan lo que no conviene. 12 Uno de ellos, que es su propio profeta, dijo: «Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias y glotones ociosos.» 13 Éste es un testimonio verdadero; así que repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe 14 y no atiendan a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. 15 Para los puros, todas las cosas son puras; pero para los corruptos e incrédulos nada es puro, pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas; 16 dicen conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, pues son odiosos y rebeldes, reprobables en cuanto a toda buena obra. RVC.
... vanidad, en ese orden, son la verdadera maldición que pesa sobre la especie humana, pues el orgullo, como la mayor maldición en la existencia de la gente, genera vanidad, que le da al mono corpóreo ser humano, las muy antiguas ínfulas de dios, dado que el orgullo, siempre encuentra su origen en si mismo, y causa la eterna discapacidad espiritual, que le impide encontrarse con el Creador, y ser capacitado por El; la elementalísima criatura, es soberana, cargada de soberbia intelectual, creída en que se entiende a si misma por completo.
Gálatas 1: 11/17 11 Hermanos, quiero dejar bien claro que el mensaje proclamado por mí no es ninguna invención humana. 12 Ni lo recibí ni lo aprendí de persona humana alguna. Es Jesucristo mismo quien me lo ha revelado. 13 Ya conocéis mi antigua conducta, cuando aún militaba en las filas del judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios intentando aniquilarla. 14 Incluso sobresalí dentro del judaísmo por encima de muchos de mis compatriotas como fanático defensor de las tradiciones de mis antepasados.
15 Pero Dios, que me había elegido ya desde antes de mi nacimiento, me llamó por pura benevolencia 16 para revelarme a su Hijo y darme el encargo de anunciar su mensaje evangélico a los que no son judíos. No solicité entonces ningún consejo humano; 17 ni siquiera fui a Jerusalén para hablar con quienes eran apóstoles antes que yo, sino que me fui a la región de Arabia, de donde volví otra vez a Damasco. BLP.
Por lo anterior, la mayor mentira en que yace la humanidad y cada ser humano, uno por uno, es creer que se conoce a si mismo, dentro de la mayor experiencia mental-alma-, que se agrupan en emociones, sentimientos circunstancias, que niegan neciamente, intelectualmente, a pesar de la certeza que les indica completa inestabilidad, inconsistencia, que hace de los periodos de interacción unos con otros, las mas sufridas, enfermizas, frustrantes, imposibles de "manejar".
Santiago 1: 2/10 2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. 3 Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. 4 Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada. 5 Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche. 6 Pero tiene que pedir con fe y sin dudar nada, porque el que duda es como las olas del mar, que el viento agita y lleva de un lado a otro. 7 Quien sea así, no piense que recibirá del Señor cosa alguna, 8 pues quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen. RVC.
La inconstancia predecible, en que los seres humanos, llevan a efecto sus "vidas", se basa en la improvisación mediática, la apuesta que promete; "esta vez si me funcionará", como repetición de su inconsecuente soberbia, la voluble incapacidad, para garantizar, la ocurrencia de los próximos cinco minutos, mostrando con lujo de detalle, la insufrible maldición del orgullo, como herencia aprendida, del padre de la mentira, el orgulloso, que neciamente, causo que el Creador, construyera su panteón de muerte, llamado infierno.
Colosenses 2: 18/23 18 Hay gente que aparenta tener humildad, adora a los ángeles, siempre habla de las visiones que ha tenido y quiere que todos la imiten. No les hagan caso ni dejen que decidan lo que ustedes deben hacer. Ellos presumen de lo que no han visto y se guían sólo por ideas humanas. 19 No están bajo el mando de Cristo, quien es la cabeza y de quien depende todo el cuerpo. Cristo es quien hace posible que todas las partes del cuerpo estén unidas y se ayuden mutuamente, fortaleciendo y manteniendo unido al cuerpo para que crezca como Dios quiere.
20 Puesto que ustedes murieron con Cristo y fueron librados de los poderes espirituales del mundo, ¿por qué todavía siguen reglas como: 21 «No coman esto, no prueben esto otro, no toquen aquello»? 22 Esas reglas hablan de lo que se acaba con el uso y no son mandamientos de Dios sino reglas y enseñanzas humanas. 23 Parecen ser sabias porque requieren que la gente practique una intensa devoción, que se niegue a sí misma y que castigue severamente el cuerpo, pero no ayudan a controlar los deseos perversos de nuestra naturaleza carnal. PDT.
El orgullo, que hace del ser humano, el orgulloso soberbio, que se consuma en su intelectualismo vanidoso, elevado sobre si mismo, plantado como su propio origen y convencido mentalmente-alma-, de ser él la cúspide de lo que contiene el "mundo'', es la maldición que sobrellevan, creyendo que luchan contra la inseguridad, la enfermedad, la frustración, causada por el mismo estado de la gente que los rodea, agonizan sonriendo, mas como mueca, que como satisfacción, asegurando; "así es la vida".
1 de Timoteo 6: 1/10 Enseña y predica esto: 3 Si alguien enseña ideas extrañas y no está de acuerdo con la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo ni con lo que enseña nuestra religión, 4 es un orgulloso que no sabe nada. Discutir es en él como una enfermedad; y de ahí vienen envidias, discordias, insultos, desconfianzas 5 y peleas sin fin entre gente que tiene la mente pervertida y no conoce la verdad, y que toma la religión por una fuente de riqueza. 6 Y claro está que la religión es una fuente de gran riqueza, pero sólo para el que se contenta con lo que tiene.
7 Porque nada trajimos a este mundo, y nada podremos llevarnos; 8 si tenemos qué comer y con qué vestirnos, ya nos podemos dar por satisfechos. 9 En cambio, los que quieren hacerse ricos caen en la tentación como en una trampa, y se ven asaltados por muchos deseos insensatos y perjudiciales, que hunden a los hombres en la ruina y la condenación. 10 Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos. DHH.