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Hebreos 10: 26/28 26 Si con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados 27 sino una terrible expectativa del juicio y del fuego ardiente que devorará a los enemigos de Dios. 28 Cualquiera que desobedece la ley de Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren en su contra. RVC.
...intension, deliberadamente pecamos, somos enemigos declarados de Dios, pero, inexplicablemente convencidos de poder evadir la Justicia Divina, mediante las tropelías religiosas, los desmanes escenificados en público, en los centros de divulgación desde donde atraen la atención de los que como ellos, andaban sin rumbo conocido, persiguiendo el destino, estigma de la existencia y mentor de la buena y la mala suerte, entere otras muchas semejantes.
Hebreos 10: 29/30 29 Piensen, pues, cuánto mayor será el castigo para quienes han pisoteado al Hijo de Dios y han considerado la sangre del pacto —la cual nos hizo santos— como si fuera algo vulgar e inmundo, y han insultado y despreciado al Espíritu Santo que nos trae la misericordia de Dios. 30 Pues conocemos al que dijo: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen»[a]. También dijo: «El Señor juzgará a su propio pueblo»[b]. NTV.
La alevosa premeditación, el insulto que levantan las criaturas contra su Creador, reemplaza el Sacrificio con Sangre del Cordero inmolado, el Cordero, sin pecado ni mancha, que lavó la pecaminosa corrupción de la humanidad y lo reemplaza con estertores estomacales, los desafueros que encierra el sistema religioso, que le traza la multitud de caminos a los seres humanos, para dirigirse al verdadero destino, el infierno, lugar en que pasaran la eternidad.
Hebreos 10: 31/32 31 ¡Es algo aterrador caer en manos del Dios vivo! 32 Acuérdense de los primeros tiempos, cuando recién aprendían acerca de Cristo.[a] Recuerden cómo permanecieron fieles aunque tuvieron que soportar terrible sufrimiento. NTV. 19 Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, Yo pagaré», dice el Señor. Romanos 12: 19 NBLA.
En la muerte ho hay instinto de conservación, el instinto falló y murieron; así hemos de entender el estado en que deambula la gente, de un lado a otro, sembrando pecado, cosechando muerte, sin instinto espiritual de conservación, desafiando la Inmensa Justicia del Omnipotente Creador, desde sus mentes-almas- fruncidas, amordazadas, por satanás, para llevar a efecto, om en efecto sucede, el plan del desafuero co el que garantiza la muerte eterna de sus esclavos.
Malaquías 2: 17, 3: 5 17El Señor ya está cansado de escucharles; y todavía ustedes preguntan: «¿Qué hemos dicho para que se haya cansado de escucharnos?» Pues ustedes han dicho que al Señor le agradan los que hacen lo malo, y que está contento con ellos. ¡Ustedes no creen que Dios sea justo! 5El Señor todopoderoso dice: «Yo vendré a juzgarlos a ustedes. Y al mismo tiempo seré testigo contra los que practican la magia, los que cometen adulterio, los que juran en falso, los que oprimen a los trabajadores, a las viudas y a los huérfanos, los que tratan mal a los extranjeros y los que me faltan al respeto. DHH.
El genuino terror, no puede ser expresado, ni manifestado de ninguna manera en que lo hacen lo seres humanos, pero si tenemos el escalofriante testimonio de satanás, que anticipa por lo que han de pasar los que, cambian las sangre de Dios por, la adoración de las criaturas; adoran a la madre de dios, edifican purgatorios, y limbos, entronan a las almas de los muertos, como intercesoras de los "vivos", monetizan la entrada "al cielo", pagando sátiros que ronronean consagraciones demoniacas.
2 de Corintios 5: 16/21 16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos.[a] Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. 17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 esto es, que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios os exhortara a vosotros por medio de nosotros: «En nombre de Cristo os rogamos que os reconciliéis con Dios». 21 Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,[b] para que en él recibiéramos[c] la justicia de Dios. CST.