!!! Inmenso !!!, ...

Zacarias 1: 13/15 13 Y el Señor le respondió con palabras alentadoras y buenas al ángel que estaba parado a mi lado. 14 Entonces el ángel me dijo: «Proclama este mensaje del Señor Todopoderoso: “Amo mucho a Jerusalén, es tan inmenso el amor que le tengo, que hasta siento celos por ella. 15 Estoy encolerizado con las naciones paganas que viven tan tranquilas, porque se aprovecharon de que estuve enojado un poco con mi pueblo, y estas naciones aprovecharon para afligir a mi pueblo mucho más de lo que debían. NBV. 

... es el Amor de Dios, expresado con tal Intensidad, la Sagrada Pasion con la que cubre Ardorosamente a su Familia, a sus hijos, que lo aman hasta donde el poder de su interés, cuidado y protección les permite acercarse a lo desconocido: sí acercarse a su Padre para no separarse jamás, porque en su cercanía, queda explicado el estilo de vida que opera desde el Orden espiritual, al que han sido restaurados, al mas alto costo, para hacer efectivo lo que ahora saben es Amor.

Zacarias 8: 1/3 1Volví a recibir un mensaje del Señor Todopoderoso. 2 El Señor Todopoderoso dice: «Es tanto mi amor por Jerusalén, que hasta siento celos por ella, sí, unos celos que me llenan de ira contra sus enemigos. 3 Ahora voy a regresar a mi tierra y habitaré en Jerusalén, y Jerusalén será conocida como “Ciudad Fiel”, y Sion será llamado “Monte Santo”». NBV. 

Quien podrá entender la Inmensidad del Creador, sino es entendiendo su Inmenso Amor por los que lo aman, los que regocijados en asombro eterno, desgranan ante su Inmensa Majestad, su amor situado en El, dedicado a El, rendido a El, realizando en sus personas el Principio de la familiaridad unica y genuina, desarrollado en el vinculo sobrenatural que lo ha dotado de identidad espiritual, de identidad personal, dotados de la capacidad para discernir lo material, desde lo espiritual. 

1 de Corintios 2: 9/16 9 Pero, como se dice en la Escritura: «Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera pensado.» 10 Éstas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios. 11 ¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino sólo el espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado. 

13 Hablamos de estas cosas con palabras que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, y no con palabras que hayamos aprendido por nuestra propia sabiduría. Así explicamos las cosas espirituales con términos espirituales. 14 El que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son tonterías. Y tampoco las puede entender, porque son cosas que tienen que juzgarse espiritualmente. 15 Pero aquel que tiene el Espíritu puede juzgar todas las cosas, y nadie lo puede juzgar a él. 16 Pues la Escritura dice: «¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle?» Sin embargo, nosotros tenemos la mente de Cristo. DHH.

El Favor, la Gracia, el Beneplácito de Dios, cubre para siempre a los amados engendrados por Amor, en el despliegue Celestial mas extraordinario desde la creación del universo físico, llevado a efecto por la Presencia del Enviado del Cielo, El Hijo Unigénito, Cristo Jesús El Creador que obrando por lo que El Es, pues El Es Amor, descorrió el velo del fracaso social y religioso, puso al descubierto el pecado y su consecuencia la muerte, y los venció con plazo de eternidad.

Juan 3: 16/21 16 »Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no se acerca a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea evidente que sus obras son hechas en Dios.» RVC. 

La inmensidad del Amor de Dios, eleva a los hijos, por encima de los servidores celestiales, dueños de la capacidad para analizar en el nivel del discernimiento, los sucederes de la existencia humana, y el desarrollo del propósito de Dios para las vidas de sus hermanos, sometiendo los "hechos", que parecen iguales a la balanza de Justicia conformada por El Amor del Padre, en la obra del Hijo Cristo Jesús, sostenidos por el Poder del Espíritu Santo.  

Romanos 8: 28/39 28 Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito. 29 A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos. 30 Y a los que Dios destinó desde un principio, también los llamó; y a los que llamó, los hizo justos; y a los que hizo justos, les dio parte en su gloria.

31 ¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros! 32 Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? 33 ¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido? Dios es quien los hace justos. 34 ¿Quién podrá condenarlos? Cristo Jesús es quien murió; todavía más, quien resucitó y está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. 35 ¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta? 36 Como dice la Escritura:

«Por causa tuya estamos siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas al matadero.» 37 Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, 39 ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!
DHH. 

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