Creer, ...
Gálatas 4: 1/6 Lo que quiero decir es esto: Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo de la familia, aunque sea en realidad el dueño de todo. 2 Hay personas que lo cuidan y que se encargan de sus asuntos, hasta el tiempo que su padre haya señalado. 3 Lo mismo pasa con nosotros: cuando éramos menores de edad, estábamos sometidos a los poderes que dominan este mundo. 4 Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, 5 para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. 6 Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abbá! ¡Padre!». DHH.
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es abandonar la manera como vivimos basada en
la tradición, fundamento de las
cicatrices que forman el estado con el que la criatura existirá; es herencia
que viene con la herencia antigua, que mueve a la gente a hacer automáticamente
la mayoría de las cosas en que se basa el diario “vivir”. La tradición es el
poder real que mueve a la gente a repetir lo que han hecho sus antepasados por
el solo hecho de que son sus padres, hermanos, familiares, y aun amigos, pero
sin medir las consecuencias.
Hechos 11: 19/21 19 Después de la muerte de Esteban, comenzaron a perseguir a los creyentes, por lo que algunos tuvieron que huir a Fenicia, Chipre y Antioquía. Allí anunciaron a los judíos el mensaje del evangelio, pero no a los demás. 20 Sin embargo, algunos creyentes de Chipre y de Cirene llegaron a la ciudad de Antioquía y hablaron también a los no judíos, anunciándoles la buena noticia acerca de Jesús, el Señor. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y así fueron muchos los que dejaron sus antiguas creencias y creyeron en el Señor. DHH.
¿Cómo obra en
realidad la tradición en el estado que conocemos como de conciencia, que es el
estado en que cada ser humano se conoce y de identifica como individuo?, obra
por fe, pues según Dios nos revela en su palabra la Biblia, los hijos repiten
la conducta de sus padres, sin preguntarse porque, hasta cuando la propia
conducta de los padres es aceptada por la decisión que cada hijo hace, se trata
de la puesta en práctica de lo que es base, de lo que es fundamento para centrar
nuestra fe.
Marcos 3: 20/22, 31/35 20 Jesús llegó a casa y otra vez se juntó tanta gente, que ni siquiera les dejaban comer. 21 Cuando algunos de sus parientes se enteraron, vinieron con la intención de llevárselo a la fuerza, porque decían que estaba loco. 31 Entre tanto, llegaron la madre y los hermanos de Jesús; pero se quedaron fuera y enviaron a llamarlo. 32 Alguien de entre la gente que estaba sentada alrededor de Jesús le pasó aviso: — Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y te buscan. 33 Jesús les contestó: — ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? 34 Y, mirando a quienes estaban sentados a su alrededor, añadió:— Estos son mi madre y mis hermanos. 35 Porque todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. BLP.
Hebreos 12: 1/3 Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. 2 Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios. 3 Por lo tanto, mediten en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se cansen ni se desanimen. DHH.
Creer es dejar toda
creencia antigua, es abandonar como se deja la basura en el muladar, todo lo
que era fundamento del estilo en que existíamos; es llegar a sentir asco,
repulsión por las tradiciones a las que les dedicábamos todo alto pensamiento,
todo lo que adorábamos y respetábamos, es esta la forma como por fe somos
llevados al muladar, el monte de a calavera, el calvario en el que se amontonó
la grandeza humana por la que murió Cristo Jesus.
Filipenses 3: 1/9 Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es molestia volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad. 2 Cuídense de esos *perros, cuídense de esos que hacen el mal, cuídense de esos que mutilan el cuerpo. 3 Porque la *circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos *enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos *humanos. 4 Yo mismo tengo motivos para tal confianza. Si cualquier otro cree tener motivos para confiar en esfuerzos humanos, yo más: 5 circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa; en cuanto a la interpretación de la ley,
*fariseo; 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable. 7 Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. 8 Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo 9 y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la *fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. NBD.