Ve y no, ...

Juan 8: 10/11 Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Alguien te condenó? Ella dijo: —Nadie, Señor. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Vete y de ahora en adelante no peques más. PDT.  

... peques mas, has conocido lo que realmente es pecado, has conocido las maquinaciones del sistema religioso, con sus propias creaciones acerca del pecado y te has dado cuenta que en nada les importa el pecado por lo que el pecado es, te has dado cuenta que el intento de asesinarte y toda esta algarabía y alarde de justicia, es el pecado en verdad, has conocido el pecado en que existen los que te condenaban y ahora tu me conoces a Mi.

"De ahora en adelante no cometas pecado,Yo te he perdonado, porque no te he condenado ante la confesión genuina que has hecho permaneciendo de pie ante Mi", en contraste con los que se fueron aún después de haber quedado desnudos ante Mi, aquellos que montaron todo esta mentira para tratar de derribarme, para tratar de acallar la Voz de Dios que los confronta sin cesar acerca de las maliciosas intenciones de mentes pervertidas.

Juan 8: 4/6 y dijeron a Jesús: —Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de cometer adulterio. En la ley, Moisés nos ordenó que se matara a pedradas a esta clase de mujeres. ¿Tú qué dices? Ellos preguntaron esto para ponerlo a prueba, y tener así de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y comenzó a escribir en la tierra con el dedo. DHH.

La multitud completa excepto la mujer adultera, se negó a "reparar" su pecado ante la Santidad y la Justicia de Dios, su decisión de pasar la eternidad en el infierno, es el flagrante acto de necedad ante Dios a pesar de haber recibido cada uno la "lista de sus espantosas transgresiones escrita por el dedo de Dios en el suelo", cada uno fue notificado de pecado y rechazó El Amor, desde los mas jóvenes hasta a los mas viejos, le volvieron presurosos la espalda.

No hay excepción ni acepción para nadie en este sentido, Dios en el momento oportuno se presentara ante nosotros, y en su presencia, conoceremos lo que de palabra y mente "sabíamos sobre santidad", Su sagrada y Amorosa Presencia fruto de la unción del Espíritu Santo, a los dispuestos de corazón, permitirá que nos conozcamos en toda la aterradora peligrosidad de nuestra naturaleza pecaminosa, nos tomará para si y nos Sanará, nos Salvará.

Hechos 9: 1/6 Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, acudió al jefe de los sacerdotes en Jerusalén para pedirle cartas de autorización para ir a cada una de las sinagogas de Damasco. Quería encontrar y llevar presos a Jerusalén a todos los que siguieran el Nuevo Camino, sin importar si eran hombres o mujeres. Cuando se aproximaba a Damasco, una luz celestial deslumbrante lo rodeó de pronto. Cayó al suelo y escuchó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? —¿Quién eres, Señor? -preguntó. —Yo soy Jesús —le contestó la voz—, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad y espera instrucciones. NBD.

Cada uno, uno por uno, hemos tener nuestro personal camino a damasco, durante el cual Cristo Jesús, derribará por el suelo todo lo social y religioso que había en cada uno de nosotros, es nuestro encuentro personal con nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús, es el tiempo en que El Amor de Dios, realizará en la plenitud de su poder, la obra que se consumó en la cruz y en la tumba vacía. 

Es el tiempo en que muere el hombre social y religioso y nace el hijo-a de Dios, es el tiempo en que en lo privado, El Padre revelado en su Unigénito Cristo Jesús por el poder del Espíritu Santo, le entregará las "instrucciones", sobre el propósito en que se desarrollara su nueva vida, en cumplimento de su Voluntad, instrucciones que empezaran con el mandamiento; "ve y no peques mas", porque ahora Yo soy quien te guía y de cuida y te dirige desde tu corazón.

Galatas 2: 19/20 Yo estoy muerto por causa de la ley, pero ahora vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y esta vida que ahora tengo la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó por mí. NBD. Cristo mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados a la cruz, para que muramos al pecado y llevemos una vida justa. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados. I de Pedro 2: 24 NBD. 

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