Parte, ...
Números 11: 23/25 El Señor respondió a Moisés: — ¿Es que tiene un límite el poder del Señor? Enseguida verás si lo que te he dicho se cumple o no. Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los hizo situarse alrededor de la Tienda. Acto seguido el Señor descendió en la nube y le habló; tomó luego parte del espíritu que poseía Moisés y se lo infundió a los setenta ancianos. Y cuando el espíritu entró en ellos, se pusieron a hablar como profetas, cosa que no volvió a repetirse. BHTI.
... del Espíritu que poseía Moisés, pero que no "era de ellos", no era infusión personal, no era el espíritu que moraba en ellos que habitaba en ellos como moraba en Moisés, no era fruto de tener a Dios como Señor, fue obra de Dios para probar su Poder ante la constante rebeldía del pueblo que neciamente se negaba a escuchar su voz por medio de Moisés.
Los sesenta y ocho ancianos incluidos los dos que se quedaron en el campamento profetizaban, pero no era lo mismo que ocurría cuando Moisés hablaba conforme al espíritu, se trataba de la actividad espiritual ocasional que el pueblo presencio para que quedara claro quien en verdad hablaba profecía de parte de Dios, es decir quien era Moisés como líder ungido por El Señor.
1 de Reyes 22: 6/9, 11/23 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, unos cuatrocientos en total, y les preguntó: —¿Debo ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir? Todos ellos contestaron: —¡Sí, adelante! El Señor dará la victoria al rey. Pero Josafat preguntó: —¿Acaso no hay también un profeta del Señor aquí? Debemos hacerle la misma pregunta. El rey de Israel contestó a Josafat: —Hay un hombre más que podría consultar al Señor por nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, solo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla. —¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir. De modo que el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le dijo: —¡Rápido! Trae a Micaías, hijo de Imla. Uno de los profetas llamado Sedequías, hijo de Quenaana, hizo unos cuernos de hierro y proclamó: —Esto dice el Señor : ¡Con estos cuernos cornearás a los arameos hasta matarlos! Todos los demás profetas estaban de acuerdo. —Sí —decían—, sube a Ramot de Galaad y saldrás vencedor, porque ¡el Señor dará la victoria al rey! Mientras tanto, el mensajero que había ido a buscar a Micaías le dijo: —Mira, todos los profetas le prometen victoria al rey. Ponte tú también de acuerdo con ellos y asegúrale que saldrá vencedor. Pero Micaías respondió: —Tan cierto como que el Señor vive, solo diré lo que el Señor me indique. Cuando Micaías se presentó ante el rey, Acab le preguntó: —Micaías, ¿debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir? Micaías le respondió con sarcasmo: —¡Sí, sube y saldrás vencedor, porque el Señor dará la victoria al rey! Pero el rey le respondió con dureza: —¿Cuántas veces tengo que exigirte que solo me digas la verdad cuando hables de parte del Señor? Entonces Micaías le dijo: —En una visión, vi a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor, y el Señor dijo: “Han matado a su amo. Envíalos a sus casas en paz”. —¿No te dije? —exclamó el rey de Israel a Josafat—. Nunca me profetiza otra cosa que desgracias. Micaías continuó diciendo: —¡Escucha lo que dice el Señor! Vi al S eñor sentado en su trono, rodeado por todos los ejércitos del cielo, a su derecha y a su izquierda. Entonces el Señor dijo: “¿Quién puede seducir a Acab para que vaya a pelear contra Ramot de Galaad y lo maten?”. »Hubo muchas sugerencias, hasta que finalmente un espíritu se acercó al Señor y dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”. »“¿Cómo lo harás?”, preguntó el Señor. »El espíritu contestó: “Saldré e inspiraré a todos los profetas de Acab para que hablen mentiras”. »“Tendrás éxito —dijo el Señor —, adelante, hazlo”. »Así que, como ves, el Señor ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, porque el Señor ha dictado tu condena. NTV.
El caos espiritual que resulta de la usurpación o de la imitación del orden Espiritual en que Dios que es Espíritu ejerce su majestad sobre el universo físico y el Espiritual, puede ser como en el caso de lo setenta un caso que jamás se volvió a repetir, dejando establecida la autenticidad del siervo, que recibe la instrucción de Dios y se la comunica al pueblo.
O como en el pasaje de Acab que obstinadamente escucha la voz de la mentira y desprecia el consejo autorizado como el de Josafat confirmado por el legitimo profeta del Señor Micaias, que le revela al rey Acab la visión que Dios le dió sobre la decision de eliminar a Acab y su enorme hueste de falsos profetas.
Mateo 7: 21/ 23 »No todo el que afirma que yo soy su Señor entrará en el reino de Dios. Sólo entrará el que obedezca a mi Padre que está en el cielo. Vendrá el día en que muchos me van a decir: “Tú eres nuestro Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre”. Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”. PDT.
... del Espíritu que poseía Moisés, pero que no "era de ellos", no era infusión personal, no era el espíritu que moraba en ellos que habitaba en ellos como moraba en Moisés, no era fruto de tener a Dios como Señor, fue obra de Dios para probar su Poder ante la constante rebeldía del pueblo que neciamente se negaba a escuchar su voz por medio de Moisés.
Los sesenta y ocho ancianos incluidos los dos que se quedaron en el campamento profetizaban, pero no era lo mismo que ocurría cuando Moisés hablaba conforme al espíritu, se trataba de la actividad espiritual ocasional que el pueblo presencio para que quedara claro quien en verdad hablaba profecía de parte de Dios, es decir quien era Moisés como líder ungido por El Señor.
1 de Reyes 22: 6/9, 11/23 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, unos cuatrocientos en total, y les preguntó: —¿Debo ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir? Todos ellos contestaron: —¡Sí, adelante! El Señor dará la victoria al rey. Pero Josafat preguntó: —¿Acaso no hay también un profeta del Señor aquí? Debemos hacerle la misma pregunta. El rey de Israel contestó a Josafat: —Hay un hombre más que podría consultar al Señor por nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, solo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla. —¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir. De modo que el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le dijo: —¡Rápido! Trae a Micaías, hijo de Imla. Uno de los profetas llamado Sedequías, hijo de Quenaana, hizo unos cuernos de hierro y proclamó: —Esto dice el Señor : ¡Con estos cuernos cornearás a los arameos hasta matarlos! Todos los demás profetas estaban de acuerdo. —Sí —decían—, sube a Ramot de Galaad y saldrás vencedor, porque ¡el Señor dará la victoria al rey! Mientras tanto, el mensajero que había ido a buscar a Micaías le dijo: —Mira, todos los profetas le prometen victoria al rey. Ponte tú también de acuerdo con ellos y asegúrale que saldrá vencedor. Pero Micaías respondió: —Tan cierto como que el Señor vive, solo diré lo que el Señor me indique. Cuando Micaías se presentó ante el rey, Acab le preguntó: —Micaías, ¿debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad o desistir? Micaías le respondió con sarcasmo: —¡Sí, sube y saldrás vencedor, porque el Señor dará la victoria al rey! Pero el rey le respondió con dureza: —¿Cuántas veces tengo que exigirte que solo me digas la verdad cuando hables de parte del Señor? Entonces Micaías le dijo: —En una visión, vi a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor, y el Señor dijo: “Han matado a su amo. Envíalos a sus casas en paz”. —¿No te dije? —exclamó el rey de Israel a Josafat—. Nunca me profetiza otra cosa que desgracias. Micaías continuó diciendo: —¡Escucha lo que dice el Señor! Vi al S eñor sentado en su trono, rodeado por todos los ejércitos del cielo, a su derecha y a su izquierda. Entonces el Señor dijo: “¿Quién puede seducir a Acab para que vaya a pelear contra Ramot de Galaad y lo maten?”. »Hubo muchas sugerencias, hasta que finalmente un espíritu se acercó al Señor y dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”. »“¿Cómo lo harás?”, preguntó el Señor. »El espíritu contestó: “Saldré e inspiraré a todos los profetas de Acab para que hablen mentiras”. »“Tendrás éxito —dijo el Señor —, adelante, hazlo”. »Así que, como ves, el Señor ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, porque el Señor ha dictado tu condena. NTV.
El caos espiritual que resulta de la usurpación o de la imitación del orden Espiritual en que Dios que es Espíritu ejerce su majestad sobre el universo físico y el Espiritual, puede ser como en el caso de lo setenta un caso que jamás se volvió a repetir, dejando establecida la autenticidad del siervo, que recibe la instrucción de Dios y se la comunica al pueblo.
O como en el pasaje de Acab que obstinadamente escucha la voz de la mentira y desprecia el consejo autorizado como el de Josafat confirmado por el legitimo profeta del Señor Micaias, que le revela al rey Acab la visión que Dios le dió sobre la decision de eliminar a Acab y su enorme hueste de falsos profetas.
Mateo 7: 21/ 23 »No todo el que afirma que yo soy su Señor entrará en el reino de Dios. Sólo entrará el que obedezca a mi Padre que está en el cielo. Vendrá el día en que muchos me van a decir: “Tú eres nuestro Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre”. Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”. PDT.