El hombre, ...

Santiago 4: 13/ 17 Presten atención, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y nos quedaremos un año. Haremos negocios allí y ganaremos dinero». ¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma. Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello». De lo contrario, están haciendo alarde de sus propios planes, y semejante jactancia es maligna. Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo. NTV.

... que le da forma a la sociedad y a la religión en todas sus formas y manifestaciones, se mueve por la faz de la tierra, convencido de que Dios es un recurso mas, para tener la seguridad de que sus metas se cumplan. Es algo así como un cómplice de todos, en todo, que acude presuroso cuando es "invocado" dentro de ciertos artificios, poses y proclamaciones y cultos mágicos.

Así, cada ser humano se dice parte de este, o aquel grupo o sistema religioso, y soberanamente, usa lo que su religión le ofrece en caso de necesidad. Con soberbia y orgullo, le dan forma a su egoísmo, y se lanzan a obtener lo que quieren y en la medida en que se cruzan en el camino con todos los demás que son y actúan como ellos, sobreviene toda una cascada de emociones, encabezadas por la pregunta; ¿porque?

El hombre social y religioso, ignora quien es Dios, y por lo mismo ignora como es que El realmente se manifiesta entre los hombres que ha creado. El portento de la creación de Dios, hombres y mujeres, fueron asesinados por el fundador de la religión, aquel que decidió ser y llamarse Satanás, porque ellos soberanamente así lo decidieron. Le dieron el poder para esclavizarlos eternamente.

De manera que la única vía en que Dios se manifestará a los hombres, es en lo concerniente a recuperar la viva perdida, siendo liberados de la esclavitud de Satanás, que es forma y figura del pecado, y de la muerte, mediante el sacrificio que realizó Cristo Jesús muriendo en la cruz, hasta derramar la ultima gota de su sagrada sangre, con la que somos redimidos del pecado y de la muerte eterna.

No hay ningún otro interés en el plan de Dios para la humanidad, y cualquier afirmación en contrario, es puramente oferta religiosa, mundanal, carnal y diabólica. Que aterrador por destructivo, puede ser que hombres "elaborados de arcilla por la mano de Dios, y dotados de vida con su aliento, crean que El, que Dios, podría ser cómplice de pecado, se trata de una autentica herejía.

El Unico interés de Dios, está en que cada ser humano esclavo de pecado y muerto eternamente, decida soberanamente, mirar a la cruz, porque si lo hace, encontrará la solución a todo esto y será parte de los que en Cristo Jesús han muerto como consecuencia del pecado, para nacer a una nueva vida, que vendrá a ser el propósito de Dios para los que lo reciban.

Esta nueva vida, es el resultado de llevar a Cristo Mismo en el corazón, debido a la unción del Espíritu Santo y su meta es llevar a cada cristiano, nacido de nuevo, a través de este mundo poblado por seres humanos sociales y religiosos, en una de las mas peligrosas aventuras, de las que jamás saldríamos con bien, a no ser porque Dios mismo nos guía y cuida. -
Salmo 23: 1/6-.

Los Cristianos son por tanto, los hombres y mujeres, que viven aún aquí en la tierra, enseñados y capacitados por Dios, para que aprendan y hagan práctica la vida libre de pecado, que es el estilo de vida en que vivirán eternamente en el cielo. Por estas razones, hoy mas que nunca, entendemos la oracion del creador ante su Padre, intercediendo por su familia aqui en la tierra que es su iglesia.

Juan 17: 1/5, 9/11
Después de decir todas esas cosas, Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que él, a su vez, te dé la gloria a ti. Pues le has dado a tu Hijo autoridad sobre todo ser humano. Él da vida eterna a cada uno de los que tú le has dado. Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra. Yo te di la gloria aquí en la tierra, al terminar la obra que me encargaste. Ahora, Padre, llévame a la gloria que compartíamos antes de que comenzara el mundo. »Mi oración no es por el mundo, sino por los que me has dado, porque te pertenecen. Todos los que son míos te pertenecen, y me los has dado, para que me den gloria. Ahora me voy del mundo; ellos se quedan en este mundo, pero yo voy a ti. Padre santo, tú me has dado tu nombre; ahora protégelos con el poder de tu nombre para que estén unidos como lo estamos nosotros. NTV.

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