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Éxodo 14: 21/25 21 Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el Señor, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas. 22 Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda. 23 Entonces los egipcios reanudaron la persecución, y entraron tras ellos en medio del mar todos los caballos de Faraón, sus carros y sus jinetes. 24 Y aconteció que a la vigilia de la mañana, el Señor miró el ejército[a] de los egipcios desde[b] la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión en el ejército[c] de los egipcios. 25 Y entorpeció[d] las ruedas de sus carros, e hizo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos ante Israel, porque el Señor pelea por ellos contra los egipcios. LBLA.
... como refugio, contra las consecuencias de la injusticia de humanos cometida contra humanos, de criaturas, bípedas, sumidas en la oscuridad de su profunda ignorancia del "analfabetismo", explicado por Cristo Jesús como ceguera, forma exuberante de la necedad-estupidez-, que en efecto jamás podrá entender, el modo como lo que "hace", daña irreparablemente a sus congéneres, y por esa razón, se daña a si mismo irreparablemente, creyendo en el grado, de la menor capacidad infantil, que los subterráneos, las cuevas, pueden burlar la Justicia Divina.
Éxodo 14: 26/31 26 Entonces el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y su caballería. 27 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, regresó el mar a su estado normal, y los egipcios al huir se encontraban con él; así derribó el Señor a los egipcios en medio del mar. 28 Y las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballería, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos. 29 Mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda. 30 Aquel día salvó el Señor a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Cuando Israel vio el gran poder[a] que el Señor había usado[b] contra los egipcios, el pueblo temió[c] al Señor, y creyeron en el Señor y en Moisés, su siervo. LBLA.
Las corpóreas criaturas movidas por mentes-almas-, en las que no creen, pues sus imponderables incapacidades, les impiden dar crédito a lo que no pueden engullir, hasta el delirio caótico, los festines, preparados, con lo arrebatado a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, y a todo lo que tenga el infortunio de ponerse cera de sus mandíbulas, que por igual, les servirán, para las orgias sexuales, exacerbadas por los sátiros, sádicos depravadas instintos infernales, creen solo en los muros que arman, como refugio.
2 Reyes 25: 1/7 Y aconteció que en el noveno año de su reinado, en el décimo mes, el día diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, él y todo su ejército contra Jerusalén, acampó contra ella y construyó un muro de asedio alrededor de[a] ella. 2 Y la ciudad estuvo sitiada hasta el undécimo año del rey Sedequías. 3 A los nueve días del mes cuarto el hambre era tan grande en la ciudad que no había alimento[b] para el pueblo de la tierra. 4 Y al ser abierta una brecha en la ciudad, todos los hombres de guerra huyeron de noche por el
camino de la puerta entre las dos murallas, junto al jardín del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad, y se fueron[c] por el camino del Arabá. 5 Pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y lo alcanzó en los llanos de Jericó, y todo su ejército se dispersó[d] de su lado. 6 Entonces capturaron al rey y lo trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y este lo sentenció[e]. 7 Y degollaron a los hijos de Sedequías en su presencia, y a Sedequías le sacó los ojos, lo ató con cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia. LBLA.
El absoluto de la palabra nada, es puesto ante los hijos, por el Padre, para explicarles que "nada", puede o podrá hacerles daño alguno, cuando nada es todo lo que no ha sido puesto bajo el cuidado del Creador, "rodeado de su Amor", el Muro espiritual, que lo mantiene aislados, de las acechanzas de los bípedos, seres, manejados por satanás, como medio para envilecerlos en primer lugar a "ellos", y por el execrable grado de envilecimiento a que llegan, envilecen corrompen depravan, todo a su alrededor.
Romanos 8: 31/39 31 ¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros. 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. 35 ¿Qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Tribulación,
angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? 36 Como está escrito: «Por causa de ti siempre nos llevan a la muerte, Somos contados como ovejas de matadero.» 37 Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor. LBLA.
Las personas, los hijos de Dios, los que formaban parte del reino de la ignominia, obrando para autodestruirse, convencidos por el asesino dios de este mundo, que estarán a salvo e impunes de sus fechorías, infernales, de la horrible perversión extendida por el mundo, en la forma del remedo de la dignidad del circo, pues lo que practican para divertir a los demonios, es en verdad el más repulsivo acto circense preparado, por las tinieblas, para conseguir que las criaturas de Cristo Jesus, se descompongan en el cieno que es el piso de hades, infectado por la descomposición eterna de los cuerpos, "sentido" por las almas-mentes.
Eclesiastés 8: 9-10 He meditado profundamente en todo lo que ocurre en este mundo, en que los individuos tienen el poder de perjudicarse los unos a los otros. He visto los funerales de los malvados, y cuando sus amigos regresaban del cementerio, olvidadas todas las maldades del difunto, se le alababa en la misma ciudad en donde había cometido sus múltiples fechorías. ¡Qué absurdo! 11 Como Dios no castiga instantáneamente a los pecadores, la gente cree que puede hacer el mal impunemente. 12 Pero aunque el ser humano peque cien veces y continúe viviendo, sé que le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia. 13 En cambio, los malos, no tendrán larga y próspera vida: sus días serán tan efímeros como sombras, porque no temen a Dios. NBV.