! Las letras !, ...

Mateo 5: 17/18 17 No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. 18 Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña[a] ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. LBLA.
 
... encuadernadas son códigos, cuando de leyes se trata; los juristas en la escala de autoridad, leen los códigos, los interpretan y sacan sus individuales conclusiones, sobre lo que "leyeron", relacionado todo con la necesidad de asegurar que "alguien", quebrantó alguna de las partes del código, o exonerarlo de culpa; se trata siempre de las infracciones que la gente comete contra los códigos, infracciones que toman nombre según estén escritas en los códigos, que finalmente serán la base de las decisiones tomadas sobre los infractores.
 
Juan 8: 4/6 y le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a mujeres como ésta. ¿Y tú, qué dices?» Ellos decían esto para ponerle una trampa, y así poder acusarlo. Pero Jesús se inclinó y, con el dedo, escribía en el suelo. RVC.
 
No es  la letra, sino  lo que la letra ha de producir, conforme al Espíritu, que es la Ley hecha carácter en las personas; porque la Ley de Dios no es un encuadernado, la Ley es la Persona de Dios, obrando en el entorno de La Santidad, La justicia y el Amor, de manera que infringir la Ley de Dios, es "tocar" su Sagrada Persona con "manos sucias", no hay manchas pequeñas, no hay manchas grandes, no hay muy grandes manchas, es manchar  la persona de Dios, con la que solo puede haber armonía, siendo de Su misma Naturaleza, siendo del Mismo carácter.
 
Salmo 51: 1/7  Dios mío, por tu gran misericordia, ¡ten piedad de mí!; por tu infinita bondad, ¡borra mis rebeliones! Lávame más y más de mi maldad; ¡límpiame de mi pecado! Reconozco que he sido rebelde; ¡mi pecado está siempre ante mis ojos! Contra ti, y sólo contra ti, he pecado; ¡ante tus propios ojos he hecho lo malo! Eso justifica plenamente tu sentencia, y demuestra que tu juicio es impecable. RVC.Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Límpiense las manos, pecadores! Y ustedes, los pusilánimes, ¡purifiquen su corazón! Santiago 4: 8. RVC.
 
Los seres humanos son juzgados sobre las formas de conducta que al ser cometidas, están consideradas por los códigos; los códigos son modificados constantemente y los "modificadores", promueven los cambios tomando como base las tendencias de la sociedad y del sistema religioso, de ninguna manera el pecado; así, lo que ayer "era" infracción" digna de juicio, hoy es aceptación y protección, según los códigos, caso de los pervertidos pecadores que se excluyen de la Ley, sesnando el adulterio, no porque les importara, sino porque querían "manosear al Creador".
 
Lucas 16: 15/17 15 Jesús les dijo: «Ustedes ante la gente aparentan ser justos, pero Dios conoce las intenciones de su corazón. Lo que la gente tiene en alta estima es despreciable para Dios. 16 »Dios siempre quiso que la gente viviera de acuerdo con la ley y los profetas. Entonces vino Juan. [a] Desde que él vino anunciando la buena noticia del reino de Dios están todos esforzándose por entrar en él. 17 Sin embargo es más fácil que el cielo y la tierra se acaben que cambiar una sola tilde de la ley. PDT
 
Los diez mandamientos que le dan marco a la ley, junto con lo escrito por los profetas, fue la revelación del Carácter de Cristo Jesús para el pueblo de Israel, el primogénito, hijo, que por ser hijo, a la letra, seria, la letra misma, como Cristo Jesus es la encarnación de la Ley y los profetas, revelado en el tiempo final como Buena Noticia, El Evangelio que es el cumplimiento de la Ley y los profetas, pues es la explicación del Estilo de Vida en que vive Cristo Jesús, excelsa, absoluta integridad consumada durante su ministerio y heredado por los que son Evangelio viviente.
 
1 de Juan 2: 3/6   Si obedecemos los mandamientos de Dios, podemos estar seguros de que hemos llegado a conocerlo. Pero si alguno dice: «Yo lo conozco», y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no hay verdad en él. En cambio, si uno obedece su palabra, en él se ha perfeccionado verdaderamente el amor de Dios, y de ese modo sabemos que estamos unidos a él. El que dice que está unido a Dios, debe vivir como vivió Jesucristo. DHH.   

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