Inertes, ...

Josué 6: 16/21 16A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas, y Josué le ordenó al ejército: «¡Empiecen a gritar! ¡El Señor les ha entregado la ciudad! 17Jericó, con todo lo que hay en ella, será destinada al *exterminio como ofrenda al Señor. Sólo se salvarán la prostituta Rajab y los que se encuentren en su casa, porque ella escondió a nuestros mensajeros. 18No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia.19El oro y la plata y los utensilios de bronce y de hierro pertenecen al Señor: colóquenlos en su tesoro.» 20Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, y la gente gritó a voz en cuello, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó, sin ceder ni un centímetro, y tomó la ciudad. 21Mataron a filo de espada a todo hombre y mujer, joven y anciano. Lo mismo hicieron con las vacas, las ovejas y los burros; destruyeron todo lo que tuviera aliento de vida. ¡La ciudad entera quedó *arrasada! NBD.
 
... en el entorno, según el mapa que le da "posición y poder" a los cuerpos, trabajando muy duro para reteñir las líneas que sirven de guia para levantar las murallas, que garantizan angustiosamente las propiedades y el señorío que los seres humanos hacen valer dentro y fuera de las murallas, amenazando para infundir miedo. La inercia propia de la muerte espiritual, impide cualquier cambio que modifique su estado de reposo, optando como único movimiento, la empedernida vigilancia de sus murallas, que es la ganancia con la que calman su miedo y "atenúan" las amenazas. 
 
Salmo 59: 10/13 11No los mates, porque mi pueblo pronto olvida esa clase de lecciones; hazlos tambalear con tu poder y ponlos de rodillas, oh Señor, escudo nuestro. 12Debido a las cosas pecaminosas que dicen, y a la maldad que está en sus labios, haz que queden atrapados por su orgullo, por sus maldiciones y por sus mentiras. 13¡Destrúyelos en tu enojo! ¡Arrásalos por completo! Entonces todo el mundo sabrá que Dios reina en Israel. NTV.17Si olvidan esto, tal vez lleguen a pensar que todo lo que tienen y disfrutan lo han conseguido con su propio esfuerzo. 18Más bien, deben recordar que fue Dios quien les dio todo eso, y que lo hizo para cumplir su promesa a nuestros antepasados.19»Yo les aseguro que si ustedes se olvidan de Dios, morirán. Deuteronomio 8: 17/19. TLA.
 
El ser humano que existe en el entorno que ha creado, graficando en el "mapa" su propio territorio terrenal, es desierto árido ante el principio de la dependencia, principio que fructifica en gratitud, en "acciones de gracias"; los tales son sus propios amos y señores y orgullosamente se envanecen ostentando el poder (o el no poder), inútiles espantosos que jamás pronuncian la palabra gracias, por nada y ante nadie, menos aun en el concepto en que la vida es manifestación de la cúspide desde la que el amor reverente, humilde, no cesa de dar gracias por la cruz, por la tumba vaciá, por la vida.
 
Proverbios 8: 12/14 12»Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción.
13Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. 14Míos son el consejo y el buen juicio;
míos son el entendimiento y el poder. CST. 20Y además: «El Señor sabe que los pensamientos de los sabios no valen nada». [a] 21Por eso nadie debe alabarse por seguir a un ser humano, pues todo es de ustedes: 22Pablo, Apolos, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, lo presente o lo futuro. Todo les pertenece a ustedes, 23ustedes pertenecen a Cristo, y él pertenece a Dios. 1 de Corintios 3: 21/23. PDT. 
 
La hipótesis con la que satanás maquina en la mente-alma de la humanidad, desliza convicciones que afirman en la gente la certeza de ser su propio dueño; los pensamientos implantados dicen: no le perteneces a nadie;-porque me perteneces a mi-; porqué tendrías que "expresar gratitud", si todo lo que "eres y tienes"- (eres y no tienes), tiene su origen en ti y en tu señorío y poder, eres el autor y dueño de tu entorno cualquiera este sea; mantente atento a los efectos del miedo y la amenaza que te traerán gracias fingidas de los que te sirven de alfombra, de los que pisoteas arrogantemente.
 
Hechos 17: 24/28 24El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, es el Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos hechos por manos humanas, 25ni necesita que nadie le sirva, porque a él no le hace falta nada, pues él es quien da vida y aliento a todos y a todo. 26De un solo hombre hizo a todo el género humano, para que habiten sobre la faz de la tierra, y les ha prefijado sus tiempos precisos y sus límites para vivir, 27a fin de que busquen a Dios, y puedan encontrarlo, aunque sea a tientas. Pero lo cierto es que él no está lejos de cada uno de nosotros, 28porque en él vivimos, y nos movemos, y somos. Ya algunos poetas entre ustedes lo han dicho: “Porque somos linaje suyo.” RVC.      
Los cristianos que están presentes en cuerpo pero ausentes de la muerte, obran en su entorno, que es revelación espiritual consecuencia de su nuevo nacimiento; es el estado en que la vida da pisadas corporales, pero con la mirada puesta en Cristo Jesus, es decir puesta en su padre Celestial por el poder del Espíritu Santo; son los hijos que por estar vivos están inundados de gratitud, la reverente y temerosa convicción de tener dueño, de pertenecer a su redentor, Cristo Jesus, el inenarrable privilegio de obrar en la tierra con efecto instantáneo en el cielo.
 
Santiago 4: 4/7  4¡Oh gente adúltera! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. 5¿O creéis que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros?[a] Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.»[b Así que someteos a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros. CST. 17todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en él no hay variaciones ni oscurecimientos. Santiago 1: 17. DHH.    

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