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Éxodo 32: 1/8 Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: ―Tienes que hacernos dioses que marchen[a] al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado! 2 Aarón les respondió: ―Quitadles a vuestras mujeres los aretes de oro, y también a vuestros hijos e hijas, y traédmelos. 3 Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, 4 quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: «Israel, ¡aquí tienes a tus dioses que te sacaron de Egipto!» 5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció: ―Mañana haremos fiesta en honor del Señor.

6 En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno. 7 Entonces el Señor le dijo a Moisés: ―Baja, porque ya se ha corrompido el pueblo que sacaste de Egipto. 8 Demasiado pronto se han apartado del camino que les ordené seguir, pues no solo han fundido oro y se han hecho un ídolo en forma de becerro, sino que se han inclinado ante él, le han ofrecido sacrificios y han declarado: “Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!” CST.

... de extrema tradición, de fanatismo subterráneo generado por la corrupción de largo tiempo, muy largo, que hace de la sangre, algo así como el fundamento de la aterradora decision de la naturaleza humana por defender lo único que han conocido desde siempre, acerca del significado de poder moverse, sentir los estertores de las barrigas y el febril desboque de los instintos, sangre de necios-estúpidos-, que toman posición de guerreros de las tinieblas para defender su depravación. 

Los acérrimos seguidores de la naturaleza carnal, material física, de la que consiguen las más perversas y corruptas satisfacciones, se enfrentan a lo que sea, no tine ningún valor que lo que sea, implique palabras como Dios, Justicia, pecado, abarradamente vociferan, Moises, no creas que aceptaremos lo que tu Dios nos ha mandado, ni las advertencias sobre las consecuencias; nada de eso tine poder de cambio para nosotros los que heredamos la conducta aberrada de los caldeos babilónicos.  

Nehemias 9: 6/8 6 »Tú, SEÑOR, solo tú eres Dios. Tú creaste las estrellas[a], la tierra y todo lo que hay en ella; hiciste los mares y todo lo que hay en ellos. Tú le diste vida a todo, y todos los ángeles del cielo te adoran. 7 »Tú eres el SEÑOR, el Dios que eligió a Abram, lo sacó de Caldea en Babilonia y lo llamó Abraham. 8 Tú te diste cuenta de que él era fiel a ti y por eso hiciste un pacto con él. Prometiste darles a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos. Tú fuiste fiel a tu promesa porque eres justo. PDT.

Nos levantamos contra todo lo que no sea común a nuestro exigente sadismo sátiro, a todo lo que no sea cómplice de la oscuridad en que existimos, erigiremos, toda forma de deidades supuradas de nuestras mentes-almas- ocupadas por los demonios, a cada figura, estatua, modelo, que hagamos, que diseñemos, le daremos la calidad de dios y de diosa, muy complacidos porque siendo solo eso figuras, no pueden hablar, no pueden obrar en justicia, y no pueden advertirnos de pecado.   

Hebreos 10: 25/31 26 Queridos amigos, si seguimos pecando a propósito después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda ningún sacrificio que cubra esos pecados. 27 Solo queda la terrible expectativa del juicio de Dios y el fuego violento que consumirá a sus enemigos. 28 Pues todo el que rehusaba obedecer la ley de Moisés era ejecutado sin compasión por el testimonio de dos o tres testigos. 29 Piensen, pues, cuánto mayor será el castigo para quienes han pisoteado al Hijo de Dios y han considerado la sangre del pacto—la cual nos hizo santos—como si fuera algo vulgar e inmundo, y han insultado y despreciado al Espíritu Santo que nos trae la misericordia de Dios. 30 Pues conocemos al que dijo: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen»[a]. También dijo: «El Señor juzgará a su propio pueblo»[b]. 31 ¡Es algo aterrador caer en manos del Dios vivo! NTV.

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