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2 de Timoteo 3: 1/9 1No pierdas esto de vista: cuando se acerque el fin llegarán momentos difíciles. 2Los que vivan entonces se volverán egoístas, avaros, fanfarrones, soberbios, calumniadores, rebeldes a sus padres, desagradecidos, sacrílegos. 3Serán duros de corazón, desleales, difamadores, disolutos, inhumanos, malévolos, 4traidores, temerarios y engreídos; buscarán su propio placer en lugar de buscar a Dios 5y querrán aparentar una vida piadosa cuya autenticidad quedará desmentida por su conducta. ¡Apártate de esa clase de gente!
6A ella pertenecen los que se cuelan de rondón en las casas y sorben el seso de mujeres incautas cargadas de pecados y agitadas por toda suerte de pasiones; 7mujeres que andan siempre curioseando, pero son absolutamente incapaces de dar con la verdad. 8De la misma manera que Janés y Jambrés se enfrentaron a Moisés, estos de ahora se enfrentan a la verdad. Son personas de mente pervertida, sin garantía alguna en lo que atañe a la fe. 9Pero no podrán ir muy lejos porque todos se darán cuenta de su insensatez, como sucedió con Janés y Jambrés. BLP.
... por lo puramente material, por lo meramente carnal, caracterizan a las criaturas, que, por tradición; aquella herencia milenaria, cicatrizada en la conciencia, epicentro de la mente-alma-, campo en que sucede la guerra espiritual, durante cada segundo, de la existencia de esas criaturas, completamente convencidas de ser un accidente, por cierto palabra que de ninguna manera entienden, dichas por otras criaturas, idénticas a ellos, pero usadas con astucia por el dios de este mundo, para conserva su reinado de pecado y muerte.
Josue 13: 21/23 21 La tierra de Rubén también abarcaba todas las ciudades de la llanura y todo el reino de Sehón. Sehón era el rey amorreo que había reinado en Hesbón y había muerto a manos de Moisés junto con los líderes de Madián—Evi, Requem, Zur, Hur y Reba—, príncipes que vivían en la región y aliados de Sehón. 22 Los israelitas también habían matado a Balaam, hijo de Beor, quien usaba magia para predecir el futuro. 23 El río Jordán marcaba el límite occidental de la tribu de Rubén. A los clanes de la tribu de Rubén se les dieron las ciudades y las aldeas vecinas de ese territorio para que fueran su hogar. NTV.
Cada una de las situaciones en que ha sucedido su manera de vivir, es por las mismas razones, simple accidente, pura casualidad, y claro, según sus datos aprendidos de religion y de superstición, es en buena forma resultado de la buena o la mala suerte, palabras que ignoran en lo absoluto, y que representan solo justificación, a lo improvisado de sus actos, a la inconsistencia de su manera de obrar, a la caótica, destructiva, forma de cambiar, lo que parecía, iba, en una dirección, pero de pronto se dirige en otra, que es su contraste.
Santiago 1: 5/8 5 Si alguno de vosotros anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza y sin echarlo en cara, y él se la dará. 6 Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el viento. 7 Nada puede esperar de Dios una persona así, 8 indecisa e inconstante en todo cuanto emprende. BLP.
El mismo Moisés, y por esa via, todos los siervos y siervas de Cristo Jesús, han obrado desde su carnalidad, y la conciencia cicatrizada, en los momentos que fueron hechos privilegio insondable del Creador, aquel Moises, que tubo su encuentro personal con Cristo Jesus, en la sarsa ardiendo, trata de argumentar con la inmensidad del Fundador de la creación sin medida , que es infinita en semblanza del Orden espiritual, porque no ha reconocido, la acción permanente de Dios sosteniendo si "vida", cada segundo.
Éxodo 4: 1/10 —Ellos no me creerán, ni tampoco me harán caso —contestó Moisés—. Al contrario, me dirán: “El Señor no se te ha aparecido.” 2 —¿Qué es lo que tienes en la mano? —preguntó el Señor. —Un bastón —contestó Moisés. 3 —Arrójalo al suelo —ordenó el Señor. Moisés lo arrojó al suelo y, en ese mismo instante, el bastón se convirtió en una serpiente. Moisés echó a correr para alejarse de ella, 4 pero el Señor le dijo: —Extiende la mano y agárrala de la cola. Moisés extendió la mano y, al agarrarla, la serpiente se convirtió otra vez en bastón. 5 —Esto es para que crean que se te ha aparecido el Señor, Dios de tus antepasados, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob 6 —dijo el Señor—. Y ahora, mete tu mano en el pecho. Moisés metió su mano en el pecho y, al sacarla, vio que estaba enferma de lepra y blanca como la nieve.
7 Entonces Dios le dijo: —Vuelve a meter tu mano en el pecho. Moisés lo hizo así y, al sacar la mano de nuevo, ya estaba tan sana como todo su cuerpo. 8 Luego el Señor le dijo: —Si con la primera señal no te creen ni te hacen caso, entonces te creerán con la segunda; 9 pero si no te creen ni te hacen caso con ninguna de estas dos señales, saca agua del río y derrámala sobre el suelo. En cuanto el agua que saques del río caiga al suelo, se convertirá en sangre. 10 —¡Ay, Señor! —respondió Moisés—. Yo no tengo facilidad de palabra, y esto no es sólo de ayer ni de ahora que estás hablando con este siervo tuyo, sino de tiempo atrás. Siempre que hablo, se me traba la lengua. DHH.
Moises lleva las cosas, al nivel en que, el Creador por Amor, decide mostrarle una forma de lo que para él puede ser extraordinario, como convertir un palo en una serpiente, y el agua en sangre, cosas que, en el tiempo preciso, ante el faraón, imitaron los hechiceros brujos, nigrománticos, janes y jambres, Moises igual que todas las criaturas, tratan de entender a Dios, desde su inservible momento de disposición para la astucia, el engaño, de seres idénticos, solo conocedores de trucos, de mano de "vendar los ojos, figuradamente.
Isaias 47: 10712 10 Tú te sentías segura en tu maldad, y pensaste: “Nadie me ve.” Tu sabiduría y tus conocimientos te engañaron. Pensaste en tu interior: “Yo y nadie más que yo.” 11 Pero va a venir la desgracia sobre ti, y no podrás impedirlo con tu magia; caerá sobre ti un desastre que no podrás evitar; una calamidad que no esperabas vendrá de repente sobre ti. 12 Sigue con tus hechicerías y con las muchas brujerías que has practicado desde tu juventud, a ver si te sirven de algo, a ver si logras que la gente te tenga miedo. DHH.