!!! Afines !!!, ...

Juan 1: 11-13 11Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. 12Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. DHH. 8El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. 9Ninguno que sea hijo de Dios practica el pecado, porque tiene en sí mismo el germen de la vida de Dios; y no puede seguir pecando porque es hijo de Dios. 1 de Juan 3: 8-9 NBD/DHH.

… con Paternidad definida, encadenados por la afinidad genética Divina, cercanos hasta formar una sola Persona con Dios que es su Padre; semejantes a El pues comparten el Germen de la Vida de Dios, que se realiza en cada hijo que vive en eterna comunión con su Creador, dotados de la Unica intimidad en que se resume su carácter, porque Cristo Jesus ha sido entronado en sus corazónes, tanto como que cada corazon, es la habitación en que Cristo Jesus habita.

Galatas 4: 4-7 4 Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, 5 para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. 6 Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abbá! ¡Padre!» 7 Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero. DHH.

La obra llevada a efecto por el Hijo Unigénito de Dios, en la que se cumplio, primero la Justicia del Padre, que decreto la muerte como consecuencia del pecado de idolatría, de adulterio espiritual, el hecho del que Cristo Jesus fue suficiente pago, muriendo por cada una de las criaturas que nacerán sobre este planeta, por el derramamiento de su Sangre, que nos redimió sin reservas, para luego ejercer su Autoridad declarando nula la muerte, al dejar su tumba vaciá-resucitar-.

Colosenses 2: 9-15 9 Porque toda la plenitud de Dios se encuentra visiblemente en Cristo, 10 y en él Dios los hace experimentar todo su poder, pues Cristo es cabeza de todos los seres espirituales que tienen poder y autoridad. 11 En él también, ustedes han sido circuncidados, no con una circuncisión hecha por los hombres, sino con la circuncisión hecha por Dios al unirlos a Cristo y despojarlos de su naturaleza pecadora. 12 Al ser bautizados, ustedes fueron sepultados con Cristo, y fueron también resucitados con él, porque creyeron en el poder de Dios, que lo resucitó. 

13 Ustedes, en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haberse despojado de su naturaleza pecadora; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados. 14 Dios anuló el documento de deuda que había contra nosotros y que nos obligaba; lo eliminó clavándolo en la cruz. 15 Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad, y por medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso. DHH.   

Las manifestaciones de la afinidad, de los hijos con su Creador y Dios y Padre, excluyen en lo absoluto, el activismo humano, no hay; no debe haber, una sola respiración que tenga "sentido", para el nuevo nacido hijo de Dios, explicado en que, el paradigma al que asiste como motivo cada dia, es fruto sobrenatural de Dios, para edificar el carácter personal de cada hijo, fundamentado en el completamente desconocido Amor, que es su estupefacción de cada momento.

Juan 15: 1-7  1»Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. »Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. DHH.

La ausencia de afinidad de las criaturas con su Creador, semblanza de la mala hierba, de la cizaña, es resultado; por defecto, de la actividad humana en cada uno de los innumerables grupos religiosos que forman el sistema, llegan a "ser", tan afines, con su confesión religiosa, que la palabra fanático, palidece; su ciega malicia, llega a descalificar con ademanes propios de su consumada maldad, que un leproso sea abrazado, restregando que lo que se debería hacer es lavarse las manos.

Colosenses 21: 16-25 16 Por eso les digo: no permitan que nadie les diga lo que tienen que comer o beber. Tampoco se sientan obligados a celebrar festividades tales como las fiestas de guardar, celebración de Luna nueva o días de descanso. 17 Esas son cosas del pasado, imágenes borrosas de lo que estaba por venir. Pero ahora, tenemos a Cristo que es la realidad. 18 Hay gente que aparenta tener humildad, adora a los ángeles, siempre habla de las visiones que ha tenido y quiere que todos la imiten. No les hagan caso ni dejen que decidan lo que ustedes deben hacer. Ellos presumen de lo que no han visto y se guían sólo por ideas humanas. 19 No están bajo el mando de Cristo, quien es la cabeza y de quien depende todo el cuerpo. 


Cristo es quien hace posible que todas las partes del cuerpo estén unidas y se ayuden mutuamente, fortaleciendo y manteniendo unido al cuerpo para que crezca como Dios quiere. 20 Puesto que ustedes murieron con Cristo y fueron librados de los poderes espirituales del mundo, ¿por qué todavía siguen reglas como: 21 «No coman esto, no prueben esto otro, no toquen aquello»? 22 Esas reglas hablan de lo que se acaba con el uso y no son mandamientos de Dios sino reglas y enseñanzas humanas. 23 Parecen ser sabias porque requieren que la gente practique una intensa devoción, que se niegue a sí misma y que castigue severamente el cuerpo, pero no ayudan a controlar los deseos perversos de nuestra naturaleza carnal. PDT. 

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