¿Podra alguien, ...

Mateo 8: 23/26 Luego subió a la barca, y sus discípulos lo siguieron. En esto se levantó en el lago una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca, pero él dormía. Sus discípulos lo despertaron y le dijeron: «¡Señor, sálvanos, que estamos por naufragar!» Él les dijo: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, reprendió al viento y a las aguas, y sobrevino una calma impresionante. RVC.

... estar agradecido por la tormenta que destruyó todo lo que tenía y que amenazó gravemente su existencia, al punto en que muchos que estaban cerca murieron, sin ser tildado de loco por el resto de la sociedad y de los religiosos, que por unos pocos días se lamentarán por sus perdidas, sus heridas y la devastación a su alrededor?.

Si hay alguien, en verdad, hay algunos muy pocos, que en lo privado, oran en agradecimiento a Su Señor: Gracias Dios, y Señor y Salvador por esta preciosa tormenta que me arrojó en tus brazos, que me permitió conocerte, porque no te conocía; gracias Señor porque aunque te mencionaba no sabia quien eras, ahora se quien eres y se cuanto me amas.

Isaias 51: 13,15 No olviden que yo soy su creador, yo soy el que extendió los cielos y afirmó la tierra. No teman al enemigo que con furia quiere destruirlos.  Frente a mi poder toda su furia desaparece. porque yo soy el único Dios, el Dios todopoderoso. Yo agito el mar, y las olas se levantan con estruendo. TLAD.

Aunque no vivía en "zona de huracanes", llegó el tiempo en que Dios permitió una "enorme tormenta", sobre nuestra familia; "la casa se derrumbó", no por la furia del viento y del agua, sino porque las deudas se la comieron, todo lo que teníamos se vino a pique y un accidente, cobró la vida de un ser querido, mi propia vida estaba amenazada por el cáncer, todo lo destruyó la tormenta.

Pero cuando todo parecía estar perdido, y la tragedia no podía ser explicada con palabras, dando lugar a la mas grave y desconocida desesperación que jamás había sufrido; Mi Señor, que "Dormía a mi lado", se levantó ante mis lamentos y calmó la tempestad, para mi y para mi esposa y nuestros hijos, nos devolvió lo único valioso, nuestra unidad y nos dió propósito.

Desde ese tiempo de finales de 1995, en que terminó nuestra vida social y religiosa, estamos viviendo en el lugar que El Señor escogió para nosotros, en el que su propósito es lo que nos guía, mi oración llena de amor Ante El, es "gracias Señor por aquella preciosa tormenta que nos arrojó en tus brazos, desde ese tiempo y para siempre.   

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