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Mateo 24: 10  Muchos de mis seguidores dejarán de creer en mí; uno traicionará al otro y sentirá odio por él.  TLAD.

... hiere lo hace por odio, propinar la herida es solo parte de su odio, por lo tanto, nunca pasará por su mente, aún fugazmente, lo que se necesita para comprender lo que es pedir perdón genuinamente. Es el caso del soldado romano que atravesó el costado del que lo Creó; su odio exigía estar seguro de que el motivo de su odio,  muriera.

La herida que es causada involuntariamente, es solo un pequeño "tropiezo" cometido en la aún latente naturaleza humana, que es edificada-santificada- por la obra del Espíritu Santo, durante la nueva vida del creyente Cristiano; es el proceso en el que es hecho día a día, mas parecido a su Señor.

Siendo solo un tropiezo, se entiende que la totalidad de la vida nueva, obra por Amor, de manera que el ofensor, se mueve ante el ofendido, para confesarle que no lo odia, que lo que ocurrió, fue pecado y que necesita ser perdonado en la presencia de Cristo Jesús. En esta forma el amor restaura su relación con Cristo Jesús y se hace efectiva por la restauración de la armonía con el ofendido.

Este proceso es el que se cumple cuando por primera vez, venimos a la presencia de Dios, que cuelga de la cruz ocupando nuestro lugar. Aceptamos nuestra culpa, nuestro pecado, aceptamos haberlo ofendido, odiándonos a nosotros mismos y odiando a los demás, reconocemos que por Amor, El toma nuestro lugar y suplicamos su perdón.

Tito 1: 15/16 Todo es puro para los de corazón puro. En cambio, para los corruptos e incrédulos nada es puro, porque tienen la mente y la conciencia corrompidas.  Tales personas afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.  NTV.

La confesión al ofendido buscando su perdón, para convencerlo que lo que causó que lo hirieramos no es producto del odio, es un proceso que solo puede cumplirse en el poder de Dios, que es Amor; es un fruto natural que produce un corazón que ha experimentado el perdón de Dios.

Romanos 12: 17/19  No paguemos a nadie mal por mal. Procuremos hacer lo bueno a los ojos de todo el mundo. Si es posible, y en cuanto dependa de nosotros, vivamos en paz con todos. No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.» RVC.

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