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Marcos 9: 2/13 2 Seis días después, Jesús llevó a Pedro, a Santiago y a Juan hasta un cerro alto, para estar solos. Frente a ellos, Jesús se transformó: 3 su ropa se puso tan blanca y brillante, como jamás aquí en la tierra podría blanquearse. 4 Luego, los tres discípulos vieron aparecer al profeta Elías y a Moisés[a] conversando con Jesús. 5 Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Vamos a hacer tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra más para Elías. » 6 Los discípulos estaban muy asustados, y Pedro se puso a hablar sin pensar en lo que decía. 7 De pronto bajó una nube y se detuvo sobre ellos. Desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo, yo lo amo mucho. Ustedes deben obedecerlo.»
8 Enseguida, miraron a su alrededor y ya no había nadie con ellos. Sólo estaba Jesús. 9 Mientras bajaban del cerro, Jesús les ordenó que no le contaran a nadie lo que habían visto hasta que él, el Hijo del hombre, resucitara. 10 Pedro, Santiago y Juan guardaron el secreto, pero se preguntaban qué significaba aquello de resucitar. 11 Entonces le preguntaron: —¿Por qué dicen los maestros de la Ley que el profeta Elías va a venir antes que el Mesías? 12 Jesús les respondió: —Eso es verdad. Elías viene primero a preparar todas las cosas. Aunque también es cierto que la Biblia dice que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado. 13 Pero yo les aseguro que Elías ya vino, y muchos lo trataron muy mal. Así se anunciaba ya en la Biblia. TLA.
... para Ver, el anticipo que provee Cristo Jesús, para la restauración espiritual, que sucederá al cumplirse el Evento sobrenatural, que hará de las criaturas, uniformes en su naturaleza muerta, personas, individuales, con identidad, dotadas por completo de la realidad a la que pertenecen, como hijos e hijas de Dios, causa desconcierto, que es propio de ese estado, y la reacción, ante tales Hechos, deja al descubierto, la malformación espiritual heredada, en la que Pedro, Santiago y Juan, "hablan de la reencarnación" de Elias.
Romanos 8: 20/25 20 Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza 21 de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. 23 Y no sólo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. 24 Con esa esperanza hemos sido salvados. Sólo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? 25 Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza. DHH.
El cuidado de Cristo Jesús, prodigado en la ternura de su dedicación, amorosa, a cada nuevo nacido, desde ese mismo momento, y durante su crecimiento y maduración, consuela, fortalece, guia y le da dirección a cada paso, que los cuerpos afectados por el calendario, no pueden entender, porque han de ser comprendidos espiritualmente, pues son el contraste perfecto, a los pasos, que marcaron en circulo, al rededor, de la mentira satánica, que no conduce a nada diferente que al infierno.
2 de Corintios 4: 14/19 14 Sabemos que Dios hizo resucitar a Jesús y estamos seguros de que también a nosotros nos hará resucitar. A ustedes y a mí nos llevará ante su presencia. 15 Todo esto sucede por el bien de ustedes y para que la bondad de Dios llegue cada vez a más gente. De este modo, habrá muchos más que den gracias a Dios y esto le dará gloria a él. 16 Por eso, no nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día. 17 Nuestros sufrimientos son pasajeros y pequeños en comparación con la gloria eterna y grandiosa a la que ellos nos conducen. 18 A nosotros no nos interesa lo que se puede ver, sino lo que no se puede ver, porque lo que se puede ver, sólo dura poco tiempo. En cambio, lo que no se puede ver, dura para siempre. PDT.
La imitación improvisada, de la vida espiritual, que crece, que madura, en el Orden que determina Cristo Jesús, enmarcada por los discursos, de los instrumentos de satanás, dirigidos a las mentes-almas-, de los seres humanos, da lugar a la trágica, actividad religiosa, armada sobre la certeza de los demonios, que conocen la ignorancia de sus instrumentos, esclavizados, por la mentira del padrastro, que les hace creer, como está orgulloso, como en efecto lo está, de sus prácticas. esotéricas, espiritistas, nigrománticas, mágicas, con las que los ignorantes, necios-estúpidos-, presentan como manifestaciones del Espíritu de Dios.
Amos 6: 4/7 4 Oigan ustedes, los que se acuestan en camas de marfil y se sienten a sus anchas. Comen banquetes de corderos y ceban terneros para las fiestas. 5 Cantan con arpas e imitan a David, componiendo melodías y canciones para sí mismos. 6 Beben vino en tazones y usan perfumes finísimos. Pero no les importa que Israel[a] sea destruido. 7 Por eso ustedes que disfrutan a sus anchas serán los primeros que serán desterrados. La fiesta se acabó para ustedes. PDT.
La restauración de las capacidades, que caracterizan a los hijos, e hijas, de Dios, son resultado de la Obra realizada por Cristo Jesus, como manifestación de su Poder, para llevar a efecto lo imposible para la gente que es "pasar de muerte a vida", pero que es real, en la decision soberana, libre de cada uno y de cada una, de los que han renunciado a la mentira, y se han entregado, en absoluto en las Manos Todopoderosas del Cristo Jesús, para que El destruya las obras que el diablo, les instigó a cometer.
Juan 5: 20/24 20 El padre ama al hijo y le muestra todo lo que hace. Le mostrará cosas aun más grandes que estas y los dejará a ustedes asombrados. 21 Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, de la misma manera también el Hijo le da vida a quien él quiere. 22 Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo el poder para juzgar, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que se niega a honrar al Hijo, tampoco honra al Padre que lo envió. 24 »Les aseguro que el que presta atención a lo que digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado, porque ha pasado de la muerte a la vida. NBV.