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1 de Corintios 8: 4/8 4 De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios. 5 Pues, aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos «dioses» y muchos «señores»), 6 para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos. 7 Pero no todos tienen conocimiento de esto. Algunos siguen tan acostumbrados a los ídolos que, cuando comen carne a sabiendas de que ha sido sacrificada a un ídolo, su conciencia se contamina por ser débil. 8 Pero lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer. CST.
... "dioses y muchos señores", evidencia de la decapitación, que causó la perdida de la visión, como pequeña parte de la indecible perdida de la vida, la separación de los hijos de su Padre, la perdida de la relación con su Creador, y Dios, y Padre, imposible de ser cambiado, reemplazado, suplantado, dado el conocimiento, intimo, personal, característico en la familia, así que el perder la cabeza, perdieron la vista espiritual y la Visión consecuencia de "ver a Dios", y procesar en sus Espíritus, El personal Espíritu de su Padre.
Job 4: 12/21 12 »Mucho de esto lo desconocía; pero una noche escuché un rumor.13 En mis tenebrosas pesadillas, y cuando mi sueño era más profundo, 14 algo me hizo temblar de miedo; ¡algo hizo que me estremeciera hasta los huesos! 15 Sentí sobre mi piel el soplo de un espíritu, y el pelo de mi cuerpo se erizó. 16 Delante de mis ojos estaba una silueta; y aunque no pude ver su rostro, alcancé a escuchar que susurraba: 17 “¿Acaso el hombre es más justo que Dios? ¿Es acaso más puro que su propio creador? 18 Si Dios no confía ni en sus ángeles, pues ve la torpeza de sus propios siervos, 19 ¿cómo puede confiar en el hombre, que habita en casas construidas sobre el barro, y que un día será pasto de los gusanos? 20 Nace por la mañana y muere por la noche, y se pierde para siempre, sin que nadie lo recuerde; 21 ¡es arrancado, como las estacas de una carpa, y muere antes de alcanzar sabiduría!” RVC.
El estado subterráneo, el que fue llevada la totalidad de la humanad, es el permisivo orden en que, Cristo Jesús, les concede existir, subyacentes, al gobierno demoniaco, que es el orden que escogieron, cuando se cometió la idolatría, el pecado imperdonable, que abrió las puertas del infierno, permaneciendo provisionalmente en la regiones celestes, la franja de tinieblas, que le es propia a la humanidad ciega, que divaga, corporalmente, reconociendo dioses y señores, bajo la influencia de los demonios.
Judas 1:6/9 6 Y a los ángeles que no supieron conservar su condición privilegiada y abandonaron la que era su mansión, los mantiene eternamente encadenados a las tinieblas en espera del gran día del juicio. 7 Y Sodoma y Gomorra, junto con las ciudades limítrofes entregadas como ellas a la lujuria y a la homosexualidad, sufrieron el castigo de un fuego perpetuo, sirviendo así de escarmiento a los demás. 8 Pues, a pesar de todo, esos visionarios se comportan de modo semejante: profanan su cuerpo, rechazan la autoridad del Señor e injurian a los seres gloriosos. 9 Distinto fue el proceder del arcángel Miguel cuando disputaba al diablo el cuerpo de Moisés. Ni siquiera se atrevió a lanzarle una acusación injuriosa; simplemente dijo: “Que el Señor te reprenda”. BLP.
La separación de los hijos del Padre; lo que quedó después del asesinato, es literalmente, la realidad de cuerpos que se mueven, debido al deposito espiritual, el decantado, residuo de la vida, que es el alma-mente-, que opera por medio de los ojos físicos, del cuerpo, estas criaturas no se conocen a si mismas, y les es imposible entender que quiere decir la palabra Dios, por lo que cada quién, toma la decisión, de mirar, aquí y allá, y aceptar que esto que ve, es diferente a eso otro, y dependiendo de las diferencias, lo califica como dios.
Mateo 17: 1/9 Seis días después, Jesús tomó aparte a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan y los llevó a un monte alto. 2 Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. 3 En esto, los discípulos vieron a Moisés y Elías conversando con él. 4 Pedro dijo a Jesús:
— ¡Señor, qué bien estamos aquí! Si quieres, haré aquí tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. 5 Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en una nube luminosa de donde procedía una voz que decía: — Este es mi Hijo amado, en quien me complazco. Escuchadlo. 6 Al oír esto, los discípulos se postraron rostro en tierra, sobrecogidos de miedo. 7 Pero Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: — Levantaos, no tengáis miedo. 8 Ellos alzaron los ojos, y ya no vieron a nadie más que a Jesús. 9 Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: — No contéis esta visión a nadie hasta que el Hijo del hombre haya resucitado. BLP.
La Reconciliación, que es la restauración de la vida, que es el "reingerto de la cabeza en el cuerpo de los hijos", que es la recuperación de la vistas espiritual, que tener de nuevo acceso, a la Visión de Dios su Padre, en el Ámbito del orden espiritual, sucede por entero, como fruto de la disposición del elegido, de la elegida, y entonces, es decir en el tiempo de Cristo Jesús, El se revela, "se deja ver", se transfigura, para que la identidad, de los hijos, lo sea con su padre, al que ven siempre y por toda la eternidad.
Hechos 9: 1/7 1Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, acudió al jefe de los sacerdotes en Jerusalén 2 para pedirle cartas de autorización para ir a cada una de las sinagogas de Damasco. Quería encontrar y llevar presos a Jerusalén a todos los que siguieran el Nuevo Camino, sin importar si eran hombres o mujeres. 3 Cuando se aproximaba a Damasco, una luz celestial deslumbrante lo rodeó de pronto. 4 Cayó al suelo y escuchó una voz que le decía: ―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 ―¿Quién eres, Señor? —preguntó. ―Yo soy Jesús —le contestó la voz—, a quien tú persigues. 6 »Levántate, entra en la ciudad y espera instrucciones». 7 Los hombres que iban con Saulo quedaron mudos de asombro, porque escucharon la voz, pero no vieron a nadie. NBV.