Solo, ...
Lucas 18: 9/12 Había unos que creían que siempre hacían el bien. Estaban tan seguros de sí mismos que menospreciaban a los demás. Jesús contó esta historia para ellos: «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era un fariseo y el otro era un cobrador de impuestos. El fariseo, puesto de pie, se puso a orar consigo mismo así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás. No soy como los ladrones, los injustos, los que cometen el pecado de adulterio, ni tampoco como este cobrador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que adquiero”. PDT.
... obrando en el "ambiente" que ha creado, el ambiente en que su naturaleza humana devanea satisfecha de soledad, es decir satisfecha de orgullo y soberbia, "se siente poderoso y creador", ama-odia- su escuálida soledad y se "adula a si mismo", con poemas muy bien delineados a los que llama oración; da rienda suelta a su crónica pernicia pecadora, en la que como espía, declara pecadores a todos según lo que ha decido que es pecado, tapando sus narices para evadir el nauseabundo olor de su propia corrupción.
Mateo 7: 1/5 »No juzguen a los demás, y no serán juzgados. Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes. »¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo. NTV.
Yo no fui, la culpa es tuya Dios por darme a esa mujer que me engaño, tampoco la culpa es mía Señor, la culpable es la serpiente; esta es la naturaleza humana que emergió en los primeros al morir, quedaron en el mis estado del que los mato, ese estado que opera en base al pecado, es su ambiente natural, causa y efecto de la muerte, el "muerto no es culpable" el culpable es el que "esta vivo", es la forma de acusación que siempre esta disponible en los labios del espía, que vaga eternamente de un lado a otro, buscando a quien acusar.
1 de Reyes 21: 7/13,15 —¿Acaso no eres tú el rey de Israel? —preguntó Jezabel—. Levántate y come algo, no te preocupes por eso. ¡Yo te conseguiré el viñedo de Nabot! Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y a los demás líderes de la ciudad donde vivía Nabot. En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para hacer ayuno y oración y denle a Nabot un lugar de honor.
Luego, sienten a dos sinvergüenzas frente a él que lo acusen de maldecir a Dios y al rey. Después sáquenlo y mátenlo a pedradas». Así que los ancianos y los demás líderes de la ciudad siguieron las instrucciones que Jezabel había escrito en las cartas. Proclamaron ayuno y pusieron a Nabot en un lugar prominente ante la gente. Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey».
Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas. En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no quería venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!». NTV.
... obrando en el "ambiente" que ha creado, el ambiente en que su naturaleza humana devanea satisfecha de soledad, es decir satisfecha de orgullo y soberbia, "se siente poderoso y creador", ama-odia- su escuálida soledad y se "adula a si mismo", con poemas muy bien delineados a los que llama oración; da rienda suelta a su crónica pernicia pecadora, en la que como espía, declara pecadores a todos según lo que ha decido que es pecado, tapando sus narices para evadir el nauseabundo olor de su propia corrupción.
Mateo 7: 1/5 »No juzguen a los demás, y no serán juzgados. Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes. »¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo. NTV.
Yo no fui, la culpa es tuya Dios por darme a esa mujer que me engaño, tampoco la culpa es mía Señor, la culpable es la serpiente; esta es la naturaleza humana que emergió en los primeros al morir, quedaron en el mis estado del que los mato, ese estado que opera en base al pecado, es su ambiente natural, causa y efecto de la muerte, el "muerto no es culpable" el culpable es el que "esta vivo", es la forma de acusación que siempre esta disponible en los labios del espía, que vaga eternamente de un lado a otro, buscando a quien acusar.
1 de Reyes 21: 7/13,15 —¿Acaso no eres tú el rey de Israel? —preguntó Jezabel—. Levántate y come algo, no te preocupes por eso. ¡Yo te conseguiré el viñedo de Nabot! Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y a los demás líderes de la ciudad donde vivía Nabot. En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para hacer ayuno y oración y denle a Nabot un lugar de honor.
Luego, sienten a dos sinvergüenzas frente a él que lo acusen de maldecir a Dios y al rey. Después sáquenlo y mátenlo a pedradas». Así que los ancianos y los demás líderes de la ciudad siguieron las instrucciones que Jezabel había escrito en las cartas. Proclamaron ayuno y pusieron a Nabot en un lugar prominente ante la gente. Luego llegaron los dos sinvergüenzas y se sentaron frente a él. Entonces acusaron a Nabot ante todos los presentes diciendo: «Este hombre maldijo a Dios y al rey».
Entonces arrastraron a Nabot hasta sacarlo de la ciudad y lo mataron a pedradas. En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no quería venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!». NTV.
El hombre social y religioso, muy elevado en el pedestal que ha fabricado con heno, madera y hojarasca, es su propio dios y por tanto es su propia justicia, su propia santidad y su propio amor, su realidad es la olimpiada mundial-universal- de la que son parte los mas rebuscados-sofisticados-rudimentos ceremoniales, sacrificales, culticos, mágicos, en la que compiten la variedad de practicantes buscando ser los campeones, es decir los fariseos mas experimentados, aplaudidos y galardonados por los demás "competidores".
Marcos 12: 13/15 Después mandaron a algunos de los fariseos y a unos partidarios del rey Herodes, para ponerle a Jesús una trampa. Ellos fueron y le dijeron: —Maestro, sabemos que siempre dices la verdad. No te importa lo que digan los demás acerca de tus enseñanzas, porque siempre insistes en que debemos obedecer a Dios en todo. Dinos qué opinas. ¿Está bien que le paguemos impuestos al emperador de Roma? Como Jesús sabía que ellos eran unos hipócritas, les respondió: —¿Por qué quieren ponerme una trampa? Tráiganme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto. TLA.
El ego, el orgullo se ve y se considera el centro del ambiente en que existe, se siente y se ve, como se ve el déspota infantil gobernante, ante quien todos han de pedir perdón, pero por su inmaduro estado natural que es el odio- ha creado el imposible de pedir perdón; porque el proceso en que ocurre el perdón es esencialmente el medio en que se conservan santas, justas y en amor las relaciones entre el Amor y ellos, entre Dios y cada uno de sus hijos, los que a su vez, aman declarar a su hermano perdoname por la caida que te causé.
Lucas 17: 3/4 Así que, ¡tengan cuidado con lo que hacen! »Si tu amigo te hace algo malo, llámale la atención. Si te pide perdón, perdónalo. No importa si en un solo día te hace muchas maldades; si él te pide perdón, perdónalo.» TLA. Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo: «¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!»
Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron sólo Jesús y la mujer en medio de la multitud. Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: —¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? —Ni uno, Señor —dijo ella. —Yo tampoco —le dijo Jesús—. Vete y no peques más. Juan 8: 7,9/11 NTV.