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Isaias 5: 18/20 18 ¡Ay de los que llevan sus pecados a rastras como toro enlazado! 19 Hasta se burlan del Santo de Israel y desafían al Señor a que los castigue. «¡Vamos, castíganos, Señor!», dicen. «¡A ver qué puedes hacer!». 20 Dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, que lo negro es blanco y lo blanco negro, dulce lo amargo y amargo lo dulce. NBV.

... el peso de sus acciones, del pecado que los agobia, asumiendo que es lo normal de lo que es la "vida"; es la escalofriante semblanza de los esclavos, que son torturados, tiranizados, para que sean instrumentos de lo que su amo, les ordena, llevando las enormes y pesadas cadenas que los inmovilizan, que les socavan su libertad, que les impiden realizar sus propias individuales "vidas"; es el mayor execrable pecado ante el Creador. 

Isaias 52: 1/3 Despierta, despierta(A), Vístete de tu poder, oh Sión. Vístete de tus ropajes hermosos(B),
Oh Jerusalén, ciudad santa(C). Porque el incircunciso y el inmundo(D) No volverán a entrar en ti. 2 Sal[a] del polvo(E), levántate(F), Cautiva Jerusalén. Líbrate de las cadenas de tu cuello, Cautiva hija de Sión(G). 3 Porque así dice el Señor: «De balde fueron ustedes vendidos(H) y sin dinero serán redimidos(I)». NBLA.

"peregrinar", en la búsqueda de la solución para la insoportable carga que finalmente advierte el peregrino, es la figura que nos muestra, el término de la esclavitud, el descubrimiento de que lo que han llevado a cuestas desde que nacieron no es lo normal, de la existencia, conscientes del espantoso contenido del fardo, y decididos a entregarlo como evidencia de su arrepentimiento, cuando el peregrinar, culmine ante la cruz del calvario, y descarguen su peso sobre el Redentor.

Mateo 11: 28/30 28 Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. 29 Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. 30 Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana». NTV.

El llamado del Salvador es para los que han reconocido la injusticia a que han sido sometidos por las tinieblas, y los ha hecho cómplices del pecado y merecedores de la muerte, es para los que soportan el peso de las cadenas, que el peso de la culpa por los delitos cometidos contra sus papas, contra sus esposos, contra sus esposas, contra sus hijos, contra todos, comisión que sucedió en el orden espiritual contra Dios, contra la Persona de Cristo Jesus. 

Salmo 51: 1/10 Ten piedad de mí(A), oh Dios, conforme a Tu misericordia; Conforme a lo inmenso de Tu compasión(B), borra mis transgresiones(C). 2 Lávame por completo de mi maldad(D), Y límpiame de mi pecado(E). 3 Porque yo reconozco mis transgresiones(F), Y mi pecado está siempre delante de mí. 4 Contra Ti, contra Ti solo he pecado(G), Y he hecho lo malo delante de Tus ojos(H), De manera que eres justo cuando hablas(I), Y sin reproche[a] cuando juzgas.

5 Yo nací en iniquidad(J), Y en pecado me concibió mi madre. 6 Tú deseas la verdad en lo más íntimo(K), Y en lo secreto me harás conocer sabiduría(L). 7 Purifícame con hisopo, y seré limpio(M); Lávame, y seré más blanco que la nieve(N). 8 Hazme oír gozo y alegría(O), Haz que se regocijen los huesos que has quebrantado(P). 9 Esconde Tu rostro de mis pecados(Q), Y borra todas mis iniquidades.
10 Crea en mí(R), oh Dios, un corazón limpio(S), Y renueva un espíritu recto(T) dentro de mí. NBLA.
 
La liberación, la sanidad, la libertad son consecuencia de la identificación individual de cada uno de los insultos cometidos contra el Creador, pecando contra las criaturas, la identificación que hace posible la confesión que hace posible la redención, la justificación, en la certeza de que el pecado debe morir, para evitar la muerte eterna, y es en efecto lo que ocurre, cada individuo, que es llevado por El Espíritu Santo ante Cristo crucificado muere con El. 

Gálatas 2: 19/21 19 Porque por medio de la ley yo he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido crucificado, 20 y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí. 21 No quiero rechazar la bondad de Dios; pues si se obtuviera la justicia por medio de la ley, Cristo habría muerto inútilmente. DHH.

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