¡Que desproporción!
1 de Reyes 19: 18 18Pero debes saber que siete mil personas no se arrodillaron delante de Baal ni lo besaron; a ellos yo los voy a dejar con vida. TAL.
Siete mil es una cantidad que como proporción del pueblo de Israel, del Antiguo Testamento es bien pequeña: Isaías 10: 22 22Pero aunque los hijos de Israel son tan numerosos como la arena a la orilla del mar,sólo un remanente regresará. El Señor, con razón, ha decidido destruir a su pueblo. NTV.
Se puede afirmar con razón; ¡que desproporción! es el remanente que en números, es siete mil personas, en relación con la incontable cantidad de granos de arena a la orilla del mar. Sin embargo es la semilla, es el germen de vida que ha estado presente desde siempre en la tierra y es el germen que le da forma y vida a la iglesia.
Los hombres sociales y políticos y religiosos, de todos los tiempos también han estado siempre presentes y han hecho igual que hoy, tomar el nombre de Dios, para agregarlo a los numerosos nombres de sus demás dioses, causando de esta manera, la ira del único y perfecto y legitimo Dios.
Ese remanente, estas siete mil personas, me han sido fieles, me aman como lo único y mas importante, y saben que Yo Soy, el que Soy, no se han arrodillado ante ninguna estatua con forma de hombre o de mujer o de animal o de cosa o han pasado por ríos, o adorado árboles, o pegado a su cuerpo objetos llamados talismanes.
O dan, y reciben consagraciones a la buena o la mala suerte, o han consultado, hechiceros o lectores de astros y cartas, o encomendado a los muertos, o confiado en actos mágicos, o comido o bebido alimentos a los que se les "concede poderes", o aceptado como dios al dinero,o aceptado que las plantas o cualquier otra cosa que forma parte del planeta pudiera hacer algo por ellos.
Al recordar esta pequeña reseña de lo que Dios les reveló a los componentes del pueblo de Israel, en el Antiguo Testamento, tenemos claridad de la predicación del creador, durante su ministerio aquí en este planeta caído en idolatría, y todo lo demás que ofende a Dios y que para ocultar el verdadero poder maléfico que entraña, Los hombres le dan nombres religiosos, incluyendo la blasfemia de incluir a Cristo Jesús, como parte de la infinidad de rituales e invocaciones que practican.
Que asombroso, es reconocer que en este tiempo después de la Cruz del Calvario, de la tumba vacía y de la ascensión del Creador y Salvador, las cosas siguen igual, y la iglesia es en este tiempo, el remanente, que como heredero del remanente antiguo, ha confirmado su amor por El único Dios, en Cristo Jesús, por la obra que El realizó por toda la humanidad; La Redención.
Nada, puede ser parte de la fe en Dios El Padre, que no sea el conocimiento de su hijo unigénito, al ser hechos parte del remanente, por la unción del Espíritu Santo. Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos, de manera que podemos confiar en todo lo que El ha prometido, tanto para su remanente de este tiempo la iglesia, como para los que lo han traicionado.
Hebreos 10: 28/29 28Si en un juicio dos testigos dijeran que alguien ha desobedecido la ley de Moisés, los jueces no tendrían compasión y ordenarían la muerte de esa persona. 29¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que desprecian al Hijo de Dios y dicen que su muerte no sirve para nada! Porque al hacer eso insultan al Espíritu del Dios que los ama. También desprecian la muerte de Cristo, la cual les asegura el cumplimiento del pacto y les ha conseguido el perdón de sus pecados.TLA.
Siete mil es una cantidad que como proporción del pueblo de Israel, del Antiguo Testamento es bien pequeña: Isaías 10: 22 22Pero aunque los hijos de Israel son tan numerosos como la arena a la orilla del mar,sólo un remanente regresará. El Señor, con razón, ha decidido destruir a su pueblo. NTV.
Se puede afirmar con razón; ¡que desproporción! es el remanente que en números, es siete mil personas, en relación con la incontable cantidad de granos de arena a la orilla del mar. Sin embargo es la semilla, es el germen de vida que ha estado presente desde siempre en la tierra y es el germen que le da forma y vida a la iglesia.
Los hombres sociales y políticos y religiosos, de todos los tiempos también han estado siempre presentes y han hecho igual que hoy, tomar el nombre de Dios, para agregarlo a los numerosos nombres de sus demás dioses, causando de esta manera, la ira del único y perfecto y legitimo Dios.
Ese remanente, estas siete mil personas, me han sido fieles, me aman como lo único y mas importante, y saben que Yo Soy, el que Soy, no se han arrodillado ante ninguna estatua con forma de hombre o de mujer o de animal o de cosa o han pasado por ríos, o adorado árboles, o pegado a su cuerpo objetos llamados talismanes.
O dan, y reciben consagraciones a la buena o la mala suerte, o han consultado, hechiceros o lectores de astros y cartas, o encomendado a los muertos, o confiado en actos mágicos, o comido o bebido alimentos a los que se les "concede poderes", o aceptado como dios al dinero,o aceptado que las plantas o cualquier otra cosa que forma parte del planeta pudiera hacer algo por ellos.
Al recordar esta pequeña reseña de lo que Dios les reveló a los componentes del pueblo de Israel, en el Antiguo Testamento, tenemos claridad de la predicación del creador, durante su ministerio aquí en este planeta caído en idolatría, y todo lo demás que ofende a Dios y que para ocultar el verdadero poder maléfico que entraña, Los hombres le dan nombres religiosos, incluyendo la blasfemia de incluir a Cristo Jesús, como parte de la infinidad de rituales e invocaciones que practican.
Que asombroso, es reconocer que en este tiempo después de la Cruz del Calvario, de la tumba vacía y de la ascensión del Creador y Salvador, las cosas siguen igual, y la iglesia es en este tiempo, el remanente, que como heredero del remanente antiguo, ha confirmado su amor por El único Dios, en Cristo Jesús, por la obra que El realizó por toda la humanidad; La Redención.
Nada, puede ser parte de la fe en Dios El Padre, que no sea el conocimiento de su hijo unigénito, al ser hechos parte del remanente, por la unción del Espíritu Santo. Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos, de manera que podemos confiar en todo lo que El ha prometido, tanto para su remanente de este tiempo la iglesia, como para los que lo han traicionado.
Hebreos 10: 28/29 28Si en un juicio dos testigos dijeran que alguien ha desobedecido la ley de Moisés, los jueces no tendrían compasión y ordenarían la muerte de esa persona. 29¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que desprecian al Hijo de Dios y dicen que su muerte no sirve para nada! Porque al hacer eso insultan al Espíritu del Dios que los ama. También desprecian la muerte de Cristo, la cual les asegura el cumplimiento del pacto y les ha conseguido el perdón de sus pecados.TLA.