Doble Juego
1 de Corintios 10: 21 21Ustedes no pueden beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no pueden participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. NBLA.
¿Que es lo que esta sucediendo, porque no logro estabilizar mi situación?, no acabo de salir de un problema y ya estoy en medio de otro, porque me ocurren todas estas cosas, ¿porque, porque?
Estas son preguntas que en algún tiempo en nuestras vidas nos hicimos, y son tal vez las que usted se esta haciendo hoy. Queremos respuestas y esperamos que sean rápidas y claras.
Unos se dicen; todo lo he hecho bien y con muy buenas intenciones. Otros, basados en que son parte de algún grupo religioso, se quejan; dios no me ha concedido lo que le he pedido.
Tener las respuestas, acertadas, ha de ser el resultado de asumir la responsabilidad, por las acciones en que hemos estado comprometidos, y ese compromiso no tiene nada que ver con lo creamos que es lo que hemos hecho, sino que tiene relacion directa, con lo que creamos que es dios.
Es trágicamente erróneo creer que Dios, se hará complice de injusticia, que es igual a decir, complice de pecado, y dado que la conciencia humana se ha hecho tan general como la conciencia religiosa, la gente ha caído en el doble juego, en el que cumplen alguna forma de ritual para convencer a dios que les conceda aquello, que usarán para satisfacer al equipo contrario.
Es distinto cuando los creyentes en Dios, por la presencia de Cristo Jesús en sus corazones, son sostenidos por el poder de Espíritu Santo, ante los desvaríos de los que obran de acuerdo a sus emociones, sentimientos y circunstancias, porque de antemano han recibido las respuestas, que se basan en los principios, en los que Dios sostiene sus promesas.
¿A que le estamos haciendo el juego? Esta si es una buena pregunta, porque la respuesta, tiene que ser la explicacion a la situación en que nos encontramos. Dios por ser amor, es Justicia y la prueba es que Cristo se entregó por completo para que los creyentes, tuvieran todas las respuestas.
Lucas 11: 23 23El que no está conmigo, contra mí está; y el que conmigo no recoge, desparrama. Biblia de las Americas