Rindió, ...

Marcos 3: 20/21,31/35 Después de esto, Jesús regresó a la casa. Y era tanta la gente que volvió a reunirse, que ni él ni sus discípulos podían siquiera comer. Cuando los familiares de Jesús supieron lo que hacía, fueron para llevárselo, porque decían que se había vuelto loco.

Mientras tanto, la madre y los hermanos de Jesús llegaron a la casa donde él estaba, pero prefirieron quedarse afuera y mandarlo a llamar. La gente que estaba sentada alrededor de Jesús le dijo: —Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están allá afuera, y quieren hablar contigo.

Pero Jesús les preguntó: —¿Quiénes son en verdad mi madre y mis hermanos? Luego, miró a todos los que estaban sentados a su alrededor y dijo: —¡Éstos son mi madre y mis hermanos! Porque, en verdad, cualquiera que obedece a Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.
TLA.

... cuentas, la casa en que habitó la familia creada por los seres humanos, terminó ante Cristo Jesús crucificado; el pecado motivado por el odio, ese maléfico y crónico estado por el que murió Cristo Jesús, para solucionar la estremecedora consecuencia de la muerte eterna; Dios manifestó su eterno Amor por las criaturas, que evolucionaron para "adaptarse" a cada época en la que el pecado cambio de una "forma a otra", obedeciendo a la sangre, obedeciendo a la genética fisiológica de la cadena cromosómica, probada por el adn, en abierta y deliberada desobediencia a Dios.      

Obedecer a Dios, no a la sangre, encierra el principio en que renace, en que es restaurada la familia de Dios, se trata de la obra sobrenatural con la que Dios Padre hace partícipes de su Genética Espiritual, a todos los que forman parte de la genética de sangre de Adán y Eva hasta el final de los tiempos, dando por terminado el cronicismo agudo de la muerte, para crear un nuevo estado, un nuevo hombre que nace a partir de su redención en la Sangre de Cristo Jesús, que es entronado en el corazón de los creados hijos, los que por el poder de Dios Espíritu Santo, son genéticamente hijos de Dios.  

Hebreos 2: 14 Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo. DHH. Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Los hijos de Dios no nacen de la sangre, ni por deseos naturales o por voluntad humana, sino que nacen de Dios. Juan 1: 12/13 NBD. Ninguno que sea hijo de Dios practica el pecado, porque tiene en sí mismo el germen de la vida de Dios; y no puede seguir pecando porque es hijo de Dios.‭ 1 Juan‬ ‭3‬:‭ 9‬ DHH.

El hogar celestial en el que reina la vida que tiene como principio operativo el Amor, es instalado en la tierra como anticipo del final y eterno Hogar para el que los hijos se preparan; se trata de la iglesia, la casa grande en que habitan los que han nacido como fruto de la genética Espiritual de su Padre, compuesta por los "cromosomas; sangre y resurrección, junto con el evangelio, la práctica en que opera la vida, que es la revelación del estilo de Vida en que vivió Cristo Jesús, porque "ese" es el estilo en que se vive en el cielo, de manera que los hijos nacen, crecen y maduran, para ser aptos como ciudadanos del cielo.

Tito 3: 4/7 Pero cuando la bondad y el amor de Dios, nuestro Salvador, se manifestaron, él nos salvó. Y lo hizo no porque fuéramos tan buenos que lo mereciéramos, sino porque en su misericordia Dios nos lavó los pecados, Y no sólo eso, sino que, además, nos dio una nueva vida por medio del Espíritu Santo que vertió abundantemente en nosotros, gracias a la obra de Jesucristo, nuestro Salvador. Lo hizo a fin de poder declararnos justos ante Dios por su gracia y para que fuéramos herederos de la vida eterna, la cual con ansias esperamos alcanzar. NBD.

Los altamente especializados, los muy evolucionados seres humanos que fueron capaces de llevar sus "vidas" a semejante nivel de pecado, llegaron a este estado como consecuencia de la práctica, de la experimentación que luego se lleva a la práctica pecando odiando, unos contra otros, haciendo de cada pensamiento, el pecado que se comete con el cuerpo. Entonces, como no entender que la vida, es fruto de la práctica, la experiencia de la santidad que se hace realidad en el amor por si mismo y por tanto amor a los demas-prójimo- esa vida que fructifica, derrotando la mente, para someter al cuerpo.    

Romanos 6: 10/13 Cristo murió para derrotar al pecado de una vez para siempre y ahora vive su nueva vida para dar honra a Dios. Así mismo, ustedes considérense muertos en cuanto al pecado y vivos para servir a Dios en Jesucristo. Así que no dejen que el pecado controle su cuerpo mortal ni obedezcan a sus deseos perversos. No utilicen ninguna parte de su cuerpo como arma de injusticia del pecado. Mejor pónganse al servicio de Dios, como personas que han muerto y han resucitado; ofrezcan todo su cuerpo como arma de justicia a Dios.‬ PDT.

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