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Salmo 1: 1/6 1 Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los pecadores,
ni se une con los que andan burlándose de todo. 2 Al contrario, le gusta la enseñanza del SEÑOR y la estudia día y noche. 3 Será tan fuerte como un árbol plantado junto a corrientes de agua fresca, que da su fruto en el momento adecuado y al que nunca se le caen las hojas. Le irá bien en todo lo que haga. 4 En cambio, pasa distinto con los perversos. Ellos son como paja que el viento se lleva lejos. 5 Por eso, los perversos siempre serán declarados culpables, y los pecadores no podrán sentarse al lado de los justos.[a] 6 El SEÑOR sabe guiar por buen camino a los justos, pero los perversos se desvían y se pierden. PDT.

... de impureza, inocentes de culpa, dado que la culpa no puede explicarse en las tinieblas, pues la oscuridad es el ámbito en que se consolida la injusticia, revelada por Dios como pecado, se consolida porque es la manera como llevan a efecto su existencia los seres humanos, en cada rincon del mundo, exacto en todas sus "dimensiones", así que el consolidado que recibe como reporte satanás, indica que el "balance mundial", muestra el estado en que marchan sus "negocios de pecado y muerte".

Huestes, principados, potestades y gobernadores del mundo de oscuridad, permanecen durante su estancia en le mundo en la guerra que les fue declarada desde su nacimiento carnal. de sangre y apetitos humanos, deshilando, e hilando las posibilidades de mantenerse "activo" en el mundo, campo de la batalla que conduce el dios del mundo, actividad hilada en la rueca de las trincheras sociales y religiosas en las que encuentran aprobación, pues en la guerra todo se vale.

Entonces como manifestación del tiempo extendido que no cambia, que se endurece engrosando los caparazones en que la gente esconde su realidad resultado de las interminables luchas que se libran para sobrevivir, depravando y siendo depravados, no hay lugar para la injusticia-pecado-, como podría haberlo, si en absoluto lo que hacen los seres humanos es cometer injusticias, es pecar, esta es la condición que el sistema religioso los justifica, descartando el pecado, la culpa.

Nada de la condición en que existen los seres humanos, puede ser delineado como injusto, como pecaminoso, porque tal Expresión, es la confrontación de Dios, el Dios que jamás conocerán, pero que no es solo eso, conocerlo, es la claridad de su fanática afirmación de su inexistencia, de lo que pudiera filtrarse en sus oscuros oídos, o visto por sus ciegos ojos, o movido en sus marmóleos pechos fríos vacíos, no tiene ninguna importancia, no significa nada para la muerte, para las tinieblas. 

Dios y las gentes han sido puestos como conceptos armados por astucia vengativa irreverente de satanás, como entes completamente diferentes y por lo mismo sin posibilidad alguna de algo que pudiera ser visto como medio principal para que los dioses les brindan ayuda a los humanos, se trata en exclusivo de un negocio-paganismo- en que los dioses, ayudan a cambio de prácticas religiosas, que aplacan su despotismo, hechos que dejan al descubierto que es religion como encubridor de pecado.

Hebreos 10: 1/9 La ley era sólo una imagen borrosa de las bendiciones que llegarían en el futuro. La ley no es la verdadera bendición porque exige a la gente que ofrezca los mismos sacrificios todos los años. Los que se acercan a ofrecer culto a Dios siguen ofreciendo esos sacrificios, pero la ley jamás puede hacerlos perfectos. 2 Si la ley lo pudiera hacer, entonces ya estarían limpios, no se sentirían culpables de sus pecados y esos sacrificios ya hubieran dejado de ofrecerse. 3 Cada año los sacrificios sirven para recordarles sus pecados, 4 porque es imposible quitar los pecados con la sangre de toros y chivos.

5 Por eso, cuando Cristo vino al mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, sino que has preparado un cuerpo para mí.6 A ti no te gustan los sacrificios de animales muertos y quemados, ni los sacrificios que se ofrecen por los pecados. 7 Entonces dije: “Aquí estoy, Dios. En el libro de la ley está escrito acerca de mí: Vine a hacer lo que tú quieres que haga”».[a] 8 Cristo comienza diciendo: «No te agradan los sacrificios ni las ofrendas. Tampoco te gustan los sacrificios de animales muertos y quemados, ni los sacrificios que se ofrecen por los pecados», aunque todos estos sacrificios los ordena la ley. 9 Luego añade: «Aquí estoy, Dios. En el libro de la ley está escrito acerca de mí: Vine a hacer lo que tú quieres que haga». Dios reemplaza el primer sistema de sacrificios por el sacrificio de Cristo. PDT.

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