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Josue 24: 17/24 17 Pues el SEÑOR nuestro Dios es el que nos trajo a nosotros y a nuestros antepasados de la tierra de Egipto donde éramos esclavos, y él es quien hizo esos grandes milagros ante nuestros ojos. Él nos protegió por todo nuestro viaje y a través de todas las naciones por cuyas tierras atravesamos. 18 El SEÑOR expulsó ante nuestros ojos a todos los pueblos y a los amorreos que vivían en la tierra. También serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.

19 Entonces Josué le dijo a la gente:

—Ustedes no podrán servir al SEÑOR, pues él es un Dios santo. Él es un Dios celoso. Él no perdonará sus rebeliones y sus pecados. 20 Si ustedes abandonan al SEÑOR y sirven a dioses distintos, entonces él se volverá contra ustedes y les traerá desastres y los destruirá, aun cuando ya los ha hecho prósperos. 21 Entonces el pueblo le dijo a Josué: —¡No! ¡Nosotros serviremos al SEÑOR! 22 Entonces Josué dijo al pueblo: —Observen a toda esta gente y obsérvense ustedes mismos. Todos ustedes ya saben y están de acuerdo que han decidido servir al SEÑOR, ¿cierto? Ustedes mismos son sus propios testigos ¿verdad? Y ellos dijeron: —Somos testigos. 23 Así que Josué dijo: —Ahora quiten los otros dioses de entre ustedes y vuélvanse de todo corazón al SEÑOR, el Dios de Israel. 24 Entonces la gente le dijo a Josué: —Serviremos al SEÑOR nuestro Dios y lo obedeceremos. PDT.

... afirmación que los seres humanos, no pueden, aunque quieran explicar, pero que conforme a la magnitud de sus individualidades, y también de las "magnitudes" de sus muchas individualidades, le dan la aplicación y significado, les es imposible asimilar; como es imposible para la gente asimilar la palabra Dios, que es el Origen de la Afirmación en la Magnitud real. de lo que no es "magnificable", o medible, pues se aplica a la inconmensurable Inmensidad del Dios Creador del Universo.

Genesis 3: 1/7 La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, y le preguntó a la mujer: —¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín? 2 Y la mujer le contestó: —Podemos comer del fruto de cualquier árbol, 3 menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos. 4 Pero la serpiente le dijo a la mujer:

—No es cierto. No morirán. 5 Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios.
6 La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. 7 En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas. DHH.

Sucedió en el paraíso, y tal suceso fue el "tiempo exacto", el momento decisivo de tal gravedad, que cambió el curso de la Eternidad, definida y establecida por El Creador, conforme a su Infalible Soberana e imperturbable Voluntad, conforme a su Inmutable Ser, dentro del Principio que cimienta la creación en la que Dios impregna de su Naturaleza a lo creado, tal como sabemos que hizo con el hombre y la mujer, creados a su imagen y semejanza por lo tanto eternos en inherencia de Vida con Dios. 

Ciertamente. como cierta es la revelación de Dios, el curso de la vida eterna fue desviado, fue interrumpido, como consecuencia de la perdida de la vida de sus criaturas, hechas hijo e hija, que por haber muerto, ya no pasarían la eternidad a su lado, dado que la muerte los separó eternamente, y por ser obra Divina con plena identidad, no se disolverían en la nada, en razon de la eternidad de su Creador, pero debido a la crisis del paraíso, pasaran la eternidad en un lugar abismal.  

Isaias 14: 9/15 9 Allá en lo profundo, el sepulcro está conmocionado; ante tu llegada, ha despertado a los muertos para que salgan a recibirte; ha hecho que se levanten de sus tronos todos los príncipes de la tierra y todos los reyes de las naciones. 10 Todos ellos te aclamarán, y te dirán: “¿También tú perdiste tu poder? ¡Ya eres uno de nosotros!” 11 Tu soberbia bajó a la tumba, junto con el sonido de tus arpas; los gusanos son ahora tu cama y tu cobertor. 12 »¡Cómo caíste del cielo, lucero de la mañana! ¡Cómo caíste por tierra, tú que derrotabas a las naciones! 13 Tú, que en tu corazón decías: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios, y allí pondré mi trono. En el monte del concilio me sentaré, en lo más remoto del norte; 14 subiré hasta las altas nubes, y seré semejante al Altísimo.” 15 Pero ¡ay!, has caído a lo más profundo del sepulcro, a lo más remoto del abismo. RVC.

El contexto absolutamente desconocido para las criaturas, para los seres humanos para especie humana en que Dios "comenzó y terminara su Obra", abre el asombro de la verdadera aterradora Verdad, de lo que quiere decir Dios, el alfa y el omega, principio y el fin de todas las coas, pero integralmente, el completo e imposible asunto de acercarse a cuando El comenzó a Ser el que Es, "El Yo Soy el que Soy", hecho sobrenatural del que contamos con la esencia explicada en la Eternidad de su Ser.
 
Asi como tratamos lo que ha de ser tratado con la Reverencia y Asombro que encierra la Palabra Dios, la Persona de Dios, hemos de acometer el descomunal hecho causado a la Divinidad del Amor de Dios, la Espeluznante Tristeza, el Dolor descomunal, de Dios por la muerte de sus hijos e hijas, su Certeza Divina de que ya no los volvería a ver Jamás, el Destrozo Inconmensurable causado a su Amor Personal por Ellos, Amor en que fue diseñado el Plan para Salvarlos y volverlos a Abrazar.

Gálatas 4: 4/7 4 Pero cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer y sujeto a la ley, 5 para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. 6 Y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!» 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, también eres heredero de Dios por medio de Cristo. RVC.   

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