Vino como hijo, ...

Lucas 4: 22 Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? —preguntaban—. ¿No es este el hijo de José?». NTV.

... del hombre, para recuperar en el hombre, la imagen y semejanza de Dios. La figura no se perdió, lo que se perdió fue la semejanza del hombre con su creador, aquella semejanza de era imagen de su Creador, y Señor y Padre, fundamentada en su Amor, Santidad y Justicia.

Vino y tomo la figura de un hombre, basado en su omnipotencia, para conocer, en el hombre las consecuencias del pecado, que operan mediante la tentación, que cometida, trae tribulación y sufrimiento, para así ser nuestro intercesor ante el Padre con la autoridad del que se hizo completamente hombre, desde el lugar eterno de su Deidad.

—. ¿No es este el hijo de José?». aceptaba la gente, es este el hijo de José, le daba a los seres humanos la seguridad de encontrarse frente a frente con "uno igual a ellos", mientras en el Creador del universo se formaba, por una parte, su perfecta capacidad para ser el pago por el pecado, porque El jamás peco, y por otra su capacidad para ser bondadoso y misericordioso.

Hebreos 4: 14/15 Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó. DHH.

La obra realizada por Cristo Jesús,en cumplimiento del Plan de Salvación del Padre, restauró la Vida, que desde el interior del hombre, le da carácter a la figura, la figura que ya no es herencia del hombre, sino de su creador y Dios y Padre, en lo indididual, porque todos los perdonados, y redimidos por La Sangre de Cristo y nacidos de nuevo, son imagen y semejanza de Dios.

Juan 1: 11/13 Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. DHH.      

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