Leer, oir, ...

Filipenses 3: 17/19 Hermanos míos, sigan mi ejemplo. Y fíjense en los que así lo hacen. Hay muchos que viven como si la muerte de Cristo en la cruz no sirviera de nada. Eso ya se lo había dicho a ustedes varias veces, pero ahora vuelvo a repetirlo con lágrimas en los ojos. Esa gente va a terminar en el infierno. Vive sólo para comer, y está orgullosa de lo que hace, cuando en realidad debería sentir vergüenza. Sólo piensa en las cosas malas de este mundo. TLAD.
... leer es un acto deliberado de la conducta de los seres humanos, que trata de encontrar en lo que lee, muchas cosas, pero en especial espera complacerse con lo que lee por eso escoge el material que lee, para que su lectura sirva de confirmación a su personal estilo de vida, para sentirse acompañado en sus razones, ...para relajarse, para entretenerse.

Oír, es la plenitud de lo opuesto a leer; es, en las pocas, muy pocas ocasiones en que la gente intenta "escuchar", aceptar que es "otro el que habla", y no lo que cada quien oye de si mismo cuando lee. Oír por lo tanto es una de las cosas mas incómodas para los seres humanos, porque atenta contra su egoísmo, su orgullo, su certeza de perfección, y de ser el centro en el que todos deben estar atentos.

Los seres humanos sociales, escogen todo lo que leen, y a los que deben oirlos, que al fin de cuentas es lo mismo; los seres humanos sociales y religiosos, agregan a su material de lectura la Biblia y "escogen con mucho cuidado", lo que quieren oír de dios y lo convierten en sus proclamaciones multitudinarias en las que se complacen unos a otros, obligando a dios a decirles lo que les complace, lo que confirma su estilo de vida, para relajarse, para entretenerse.

La Biblia, puede ser leída por los seres humanos y el resultado será igual al que consiguen al leer todo lo que han escogido. Pero para los hijos de Dios, que han sido dotados del don de la vida, es la Voz de Dios, que por el poder del Espíritu Santo, escuchan amorosamente como principio para la guía y dirección de sus nuevas vidas, es la voz que escuchan cuando sin cesar se encuentras a solas con Cristo, el Señor y Salvador y propietario de sus vidas.

Hebreos 4: 12/13 Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él, pues Dios puede verlo todo con claridad, y ante él seremos responsables de todo lo que hemos hecho. TLAD.
Desde siempre la gente "hizo clic", en el no me gusta, lo que Dios dice y en cambio hizo clic en el me gusta, cuando lo que leo es mi cómplice. En el tiempo presente no es distinto, la redes que llaman "sociales y por tanto religiosas", son prueba de valor espiritual, sobre lo que es leer y lo que es oír, cuando de oír a Dios se trata, es la manifestación de los enemigos de Dios, que son enemigos de la cruz de Cristo.

El contexto del Antiguo Testamento, esta formado en la palabra pecado, la afirmación de que Dios es bueno, es manipulada para que al leer, se elimine, la razón por la que Dios es bueno, y es porque Dios es Justo. Los seres humanos sociales y religiosos pervierten la Palabra de Dios, para evitar ser confrontados en su pecado, para que no se aprecie lo que es la muerte.

Para "evitar", el conocimiento que viene de escuchar a Dios en el Nuevo Testamento, entregando por Gracia, en Cristo Jesús, el regalo de la redención del pecado, en su sangre y la restauración de la vida en su resurrección, porque asi logran que la muerte siga reinando en sus existencias. Así las cosas quien diría que analizar con sumo cuidado si este año hemos estado leyéndonos a nosotros mismos, o escuchando la Voz de Dios, sea el medio para medir los resultados del año que termina.

Salmo 39: 4/ 13 «Dios mío, hazme saber cuál será mi fin, y cuánto tiempo me queda de vida; hazme saber cuán corta es mi vida. Me has dado una vida muy breve, ¡tan breve que no es nada para ti! ¡Nadie dura más que un suspiro! Nuestra vida es pasajera; de nada nos sirve amontonar riquezas si al fin y al cabo otros se quedarán con ellas. »Siendo esto así, Dios mío, ¿qué es lo que puedo esperar? ¡En ti he puesto mi esperanza! Líbrame de todos mis pecados; ¡no dejes que esos necios se burlen de mí! »Yo he guardado silencio, no he abierto la boca; ¡nadie puede pedirte cuentas de lo que decides hacer! Deja ya de castigarme, pues tus golpes me aniquilan. Tú castigas a la gente y corriges su maldad; destruyes como polilla lo que ellos más valoran. ¡Nadie dura más que un suspiro! »Dios mío, oye mi oración, escucha mi queja, no desatiendas mi llanto. Para ti soy un peregrino; estoy de paso por esta vida, como mis antepasados . Ya no me mires así, y antes de abandonar este mundo dame un poco de alegría». TLAD.

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