!Señor, Señor, ...

Mateo 25: 10/12 »Mientras las cinco muchachas descuidadas fueron a comprar aceite, llegó el novio. Entonces, las cinco muchachas responsables entraron con él a la fiesta de bodas, y la puerta se cerró. Cuando las cinco descuidadas volvieron, encontraron todo cerrado y gritaron: “¡Señor, Señor, ábranos la puerta!” »Pero el novio les contestó: “No sé quiénes son ustedes. No las conozco.” TLAD.

... abranos la puerta¡, es la mas dramática visión que nos provee Dios, sobre la tragedia que sobrevendrá sobre aquellos que se atrevan a darle a Dios el tratamiento que le dan los miles de millones de seres humanos que forman parte de la muy numerosa descomposición en grupos y confesiones en que esta dividida la religión.

La tragedia espiritual, a la que podríamos estar abocados, incluye especialmente a los que estuvieron en la casa grande y quizás formaron parte de la familia, de la iglesia, pero poco a poco, se apartaron del amor por el "novio" y se descuidaron, cambiaron su única prioridad y su amor, por otros intereses, perdiendo comunión con El, al punto en que desde adentro de la casa el Novio, afirma; "no se quienes son ustedes. No las conozco".

Mateo 7: 21/23 »No todo el que afirma que yo soy su Señor entrará en el reino de Dios. Sólo entrará el que obedezca a mi Padre que está en el cielo. Vendrá el día en que muchos me van a decir: “Tú eres nuestro Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre”. Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”. PDT.

Solo se puede decir que la advertencia de Dios, produce un escalofrío imposible de explicar con palabras en idiomas humanos, y es entendible en la posibilidad de valorar el Amor del Padre al entregarnos a su hijo para darnos la Vida, y devolvernos la identidad de hijos, que podemos acercarnos al gravísimo error de despreciar su Amor y su misericordia.

Efesios 1: 6/8 Dios nos eligió para que así se le honre por su grandioso amor, que nos dio gratuitamente por medio de su Hijo amado. La sangre que Cristo derramó en su muerte pagó el rescate para librarnos de la esclavitud. Es decir, que Dios es tan generoso que perdona nuestras faltas, y nos mostró abundantemente su bondad. Con completa sabiduría y entendimiento. PDT.

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