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Genesis 5: 21|/24 21-24 Enoc tenía sesenta y cinco años cuando nació su hijo Matusalén. Después de Matusalén, tuvo otros hijos e hijas, y vivió trescientos años más. Durante toda su vida, Enoc vivió de acuerdo con la voluntad de Dios, y cuando tenía trescientos sesenta y cinco años desapareció, porque Dios se lo llevó sin que muriera. NBV.
... satisfacer por completo, cabalmente el propósito que nos ha sido señalado por la Autoridad Competente, al ser posesionados del nuevo estado, el estado creado de nuevo para los que han sido redimidos, regenerados, y vueltas a crear, como parte de la familia espiritual de Dios, los individuos que formaron parte de la especié que llena el mundo, pero que debido a su condición espiritual obran, operan al margen de toda influencia, mundanal carnal, que fomentan los demonios.
Hubo tiempo en que aquellos individuos fueron gobernados en su voluntad, cumpliendo la voluntad del asesino que los esclavizó resultado de la muerte, causada por el pecado, esto debido a la desobediencia a la Autoridad del Creador, la pérdida de la Armonía con Dios, por lo tanto la pérdida de la identificación natural, con la Persona de Dios, identificación total con los principios en que Dios le da sentido y poder al universo, evidenciado en lo que sucede con el universo físico.
Ese tiempo de abierta y deliberada separación de la Voluntad de Dios, fue, y es para la especie dominada, la permanencia del Juicio de la Justicia de Dios, la muerte decretada, que permanece como fruto de incumplimiento de la Voluntad de Dios para sus hijos e hijas, configurado como identidad de propósito cimentada sobre la identidad soberana del hombre y de la mujer, es decir identidad masculina e identidad, femenina, personas intégrales autodeterminadas Voluntariamente a Obedecer a su Padre.
El terror que despliega satanás sobre sus esclavos, los agrupa, los amontona, como una "masa gigante" de seres que ejercen según creen, la autoridad sobre si mismos, y sobre todo lo que les rodea, contando con el aval de sus grupos religiosos, de los que depende su obediencia y lealtad, para conservar el pan y la camisa y la carpa, que el diablo roba, y les da como premio a la adoración que le brindan cumpliendo con su voluntad, separados de Dios.
1 de Pedro 3:13/15 13 Y a vosotros, ¿quién os va a hacer daño si os esforzáis por hacer el bien? 14 ¡Dichosos si sufrís por causa de la justicia! «No temáis lo que ellos temen,[a] ni os dejéis asustar».[b] 15 Más bien, honrad en vuestro corazón a Cristo como Señor. Estad siempre preparados para responder a todo el que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros. 16 Pero hacedlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de vuestra buena conducta en Cristo se avergüencen de sus calumnias. 17 Si es la voluntad de Dios, es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal. CST.