Estar tristes


2 de Corintios 7: 10 10La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte. NVI

En algunas reuniones congregaciones, se adora con gozo, el coro de una oración cantada a Dios, en la que declaramos; " has cambiado mi lamento en baile, me ceñiste todo de alegría"..., son palabras que nacen de corazones agradecidos, que recuerdan lo que son, gracias a los milagros que El Señor ha realizado en sus vidas.

La tristeza que declaramos, fue cambiada en gozo por El señor, y siendo así, es bueno interesarnos en los motivos por los que estábamos tristes.

Porque cuando la tristeza es causada por las quejas que traemos ante Dios, debido a que nada parece estar de acuerdo con lo que queremos, quiere decir que nos hemos alejado de lo que El anhela, que seamos en su manos.

Es la prueba de como nos estamos desviando, de los propósitos que Dios nos dio, para reemplazarlos, por nuevos propósitos nacidos de la influencia que ejerce el "mundo", sobre nosotros.

De modo que cuando al tristeza viene de Dios, se produce en nuestro corazón la congoja de haberle fallado, El propicia un dolor santo, en el que nos arrepentimos por nuestro desvarío y su amor, nos llena guiándonos de nuevo por el camino de la salvación.

Pero cuando la tristeza, viene de la influencia del "mundo", nuestro corazón, se endurece, culpamos a Dios, porque "no nos ha dado, en la medida en que le hemos dado, o hemos estado dispuestos a darle" a El.

Esta forma de tristeza, no lleva al arrepentimiento, sino a la rebeldía, a la separación de Dios, al punto de lo que El nos dice: "la tristeza del mundo produce la muerte".

Jeremías 2: 2 2«Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor: »“Recuerdo el amor de tu juventud, tu cariño de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas. NVI

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