Encomendarse a Dios


Nehemias 2: 4/5 4—¿Qué quieres que haga? —replicó el rey. Encomendándome al Dios del cielo, 5le respondí: —Si a Su Majestad le parece bien, y si este siervo suyo es digno de su favor, le ruego que me envíe a Judá para reedificar la ciudad donde están los sepulcros de mis padres. NVI

La destrucción que acabó, con todo lo que era el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, es la prueba de como Dios cumple sus promesas. Por décadas, El Señor, llamó la atención del pueblo que debería ser, la única muestra del carácter de Dios ante todas las naciones.

Sin embargo el pueblo, no quiso escuchar, porque se equivocó, al valorar el amor perfecto, que es Dios mismo. "Dios nos ama, de modo que nos permitirá vivir de la manera que se nos antoje". LLegado el momento, la ciudad en que se sentían seguros, el templo, en el que "se encomendaban a Dios", esposos y esposas, hijos y parientes, fueron destruidos.

Los pocos que quedaron con vida, fueron tomados como esclavos y vivían, al estilo de las naciones que ofendían a Dios y que El les había ordenado destruir, para que no los contaminaran, desviándolos, del Unico Dios, que los había sacado de Egipto.

Unas cosa es encomendarse a Dios, para hacer todo lo que nos agrada, y que por esta principal razón, ofende a Dios y otra muy diferente, es encomendarse a Dios, para "reedificar lo que el egoísmo humanista", haya destruido, porque en este caso, no habrá poder humano o espiritual, que pueda oponerse.

Lucas 12: 11/12
11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben responder.» NVI

Y cuando oren, cuando se encomienden a Dios, haganlo, de esta manera, dijo El Señor:
9Vuestra oración debe ser así:Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; 10 venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 Nuestro pan de cada día, dánoslo hoy. 12 perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; 13 y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a aquellos que os ofenden, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros; 15 pero si no los perdonáis, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas. Mateo 6: 9/15. Version Castilian

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