En verdad, ...

Juan 5: 39/42 Ustedes estudian las Escrituras con mucho cuidado porque piensan que las Escrituras les darán vida eterna, pues esas mismas Escrituras son las que dan testimonio de mí. Pero ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida. »No me interesa que ustedes me alaben. Lo que me preocupa es saber que ustedes no aman realmente a Dios. PDT.

... es enorme el poder de la tradición humana, tan poderoso que llevara sin remedio a la muerte eterna al que persista en mantener su decisión, de existir aquí en la tierra en franca necedad frente a la oferta amorosa de Dios, para que renuncie a la muerte, y se haga fruto de la obra que realizó Cristo Jesús para justificarlo por su pecado recibiendo el perdón en su sangre y la vivificacion en su resurrección.

El enorme por trágico poder de la tradición humana en lo social y religioso, como Dios lo afirma, es simplemente porque los que sostienen esas milenarias tradiciones están muertos; la prueba de esta realidad es lo que ocurrió dentro de la Voluntad permisiva de Dios, al permitir que el sistema social y religioso crucificara a Cristo Jesús, para que el Plan de Amor para salvar a la humanidad de la muerte eterna se cumpliera, como en efecto se cumplió.

Romanos 5: 21 Entonces, así como el pecado reinó sobre todos y los llevó a la muerte, ahora reina en cambio la gracia maravillosa de Dios, la cual nos pone en la relación correcta con él y nos da como resultado la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor. NTV.

El omnipotente Dios, afirma; "Lo que me preocupa es saber que ustedes no aman realmente a Dios", esta afirmación nos indica como la naturaleza humana muerta espiritualmente esta "absolutamente" incapacitada para recibir la vida, porque la vida es Amor como Dios su creador, Dios es Amor, el contraste es explícito, es el odio que obra como "el óleo", en que esta embalsamada la muerte.

Filipenses 3: 17/21 Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo. Pues ya les dije varias veces y ahora se los repito de nuevo con lágrimas en los ojos: hay muchos cuya conducta demuestra que son verdaderos enemigos de la cruz de Cristo. Van camino a la destrucción. Su dios es su propio apetito, se jactan de cosas vergonzosas y solo piensan en esta vida terrenal. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador. Él tomará nuestro débil cuerpo mortal y lo transformará en un cuerpo glorioso, igual al de él. Lo hará valiéndose del mismo poder con el que pondrá todas las cosas bajo su dominio. NTV.

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