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Éxodo 20: 18/20 18 Todos los israelitas fueron testigos de los truenos y relámpagos, del sonido de trompetas y del monte envuelto en humo; pero tenían miedo y se mantenían alejados. 19 Así que le dijeron a Moisés: —Háblanos tú, y obedeceremos; pero que no nos hable Dios, no sea que muramos. 20 Y Moisés les contestó: —No tengan miedo. Dios ha venido para ponerlos a prueba y para que siempre sientan temor de él, a fin de que no pequen. DHH.

... en espiral que significó arrojarse al abismo de la muerte, fue aquella en que el atrevimiento insultante de los seres humanos, de la carne, esto del cuerpo, de la materia que se mueve desde la mente-alma-, gobernada por los demonios, le volvió la espalda al Creador, en su anhelo porque la nueva vida fuera resultado, de recibir Personalmente de Dios, a guía, la dirección, en que sus actos, su manera de vivir, respondiera al Caracter de Dios su Creador y Dios y Padre.

Éxodo 32: 15/16 15 Entonces Moisés se dispuso a bajar del monte, trayendo en sus manos las dos tablas de la ley, las cuales estaban escritas por los dos lados. 16 Dios mismo había hecho las tablas, y Dios mismo había grabado lo que estaba escrito en ellas. DHH.

El decálogo en que Dios explicaba la santidad, la vida, en contraste con el pecado, la muerte, fue escrito por la Mano de Dios en presencia de los elegidos, Moises, Josué y Caleb, la Obra Sobrenatural con la que el Amor de Dios, suplía una vez más, a la fanática cicatrizada existencia llevada efecto cometiendo pecado, como estilo de "vida", Milagro que debía borrar sin dilación lo escrito por manos paganas idólatras, movidas desde la mente-alma., por sus barrigas y genitales. 

Éxodo 34: 1/5 El Señor dijo a Moisés: «Lábrate dos tablas de piedra como las anteriores(A), y Yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que tú quebraste(B). 2 Prepárate, pues, para la mañana[a], y sube temprano al monte Sinaí(C), y allí preséntate a Mí en la cumbre del monte. 3 Que no suba nadie contigo, ni se vea a nadie en todo el monte. Ni siquiera ovejas ni bueyes pasten delante de ese monte(D)». 4 Moisés, pues, labró dos tablas de piedra como las anteriores(E), se levantó muy de mañana y subió al monte Sinaí, como el Señor le había mandado, llevando en su mano las dos tablas de piedra. 5 El Señor descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras este invocaba el nombre del Señor(F). NBLA.

La original Palabra de Dios escrita por su Mano, para que los llamados a ser semblanza del hijo primogénito, aquellos descendientes de Israel, junto con la "chusma-vulgo"-, que se les unio. fue silenciada por siempre, para los pecadores muertos, que aun faltando cuarenta años, fueron entrando al infierno, cayendo en el desierto hasta que no quedó ni uno, Jamás lo sagrado podría ser compartido con "perros, o cerdos". 

Mateo 7: 6 6 »No desperdicien lo que es santo en gente que no es santa. [a:No den lo sagrado a los perros.] ¡No arrojen sus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y los atacarán. NTV.

La osadía de las orugas, desafiando al Creador de las Galaxias, causó el mas sencillo de los Actos Divinos; el silencio, pues los muertos no pueden oír voz alguna, mucho menos la Voz del Creador, y en la semblanza de "perros y cerdos", es imposible que que enfrenten la Voz de la Justicia, de Dios, si son simplemente "animales", que existen sin que lo que hacen sea considerado pecado, y por tanto puedan discernir, el Juicio que sobreviene sobre los que si saben que es pecado, que es muerte.

Hebreos 10: 26/31 26 Porque si seguimos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados; 27 solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. 28 Cuando alguien desobedece la ley de Moisés, si hay dos o tres testigos que declaren contra él, se le condena a muerte sin compasión. 29 Pues ¿no creen ustedes que mucho mayor castigo merecen los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama? Esa sangre es la que confirma la alianza, y con ella han sido ellos consagrados. 30 Sabemos que el Señor ha dicho: «A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré.» Y ha dicho también: «El Señor juzgará a su pueblo.» 31 ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios viviente! DHH.

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