LA PERDIDA DE LA PUREZA


Al morir la pureza, nace la idolatría= adulterio

Hechos 19: 18/20
18Muchos de los que habían creído en Jesús le contaban a la gente todo lo malo que antes habían hecho. 19Otros, que habían sido brujos, traían sus libros de brujería y los quemaban delante de la gente. Y el valor de los libros quemados era como de cincuenta mil monedas de plata. 20El mensaje del Señor Jesús se anunciaba en más y más lugares, y cada vez más personas creían en él, porque veían el gran poder que tenía. Versión Lenguaje actual

La manera como sea entendida, la pureza, nos dará la capacidad para entender la impureza, que es mezcla. Porque pureza y fidelidad van de la mano, así como mezcla e infidelidad también.

Confrontar lo que Dios dice en su palabra, y hacerlo a conciencia y con integridad, en las que decidamos profundizar al máximo, para entenderla, siempre nos dará resultados, porque es así como Dios, les revela a sus hijos su voluntad y sus designios. Porque cuando Dios nos confronta, lo hace para que veamos el lugar en el que nos encontremos, para que aprendamos el valor de contar con su guía y dirección, aún cuando creamos, que El nos contesta, o que tal vez nos ha abandonado.

Dios conoce nuestro corazón y sabe, si realmente estamos dispuestos a ir cada vez mas allá de lo que es básico y repetitivo, el da lugar a una forma de capacitación, que es producto de su enseñanza personal, esa enseñanza, que no es igual para todos, nos dará participación en sus planes y propósitos.

Ejemplo, lo que Dios nos enseña, en su palabra, cuando compara lo que él llama unidad, con lo que vienen a ser el hombre, y la mujer que reciben su bendición en matrimonio y que luego de este suceso, ya no son dos sino que son “uno. Dios nos permite experimentar en persona, lo que es esto en la práctica, cuando tomamos esposa o esposo.

Esta experiencia, es la base de la enseñanza, en la que El nos enseña, como es, como debe ser nuestra relación con El. Se trata de la comparación en unidad, de los esposos, que no son dos sino "uno" y que en nuestra relación con el, ya no seremos jamás uno, sino que seremos uno con El, esteremos en comunión con el eternamente. Que ocurre, cuando en nuestra vida practica y diaria, pueda ser que, estemos permitiendo "coqueteos", con otro-a que no sea nuestro esposo-sa. O con otro que no sea, nuestro único y personal Dios?

Génesis 3: 5/7
5Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal. 6La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. 7En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera. Versión Lenguaje Actual

Este pasaje de la Palabra de Dios nos explica, de manera práctica, lo que ocurrió, cuando la primera mujer decidió "coquetear" con otro que no era su marido. Pero mayormente, cuando decide aceptar, en su coqueteo, que "otro" tratara de mentiroso, a su Creador, Dios y Padre. Lo que ocurrió fue que, la mujer perdió su pureza, porque fue infiel a su marido y a Dios.

Las consecuencias, son tan graves, que cada criatura que nace, después de Eva, nace cargando las consecuencias de su adulterio, es decir del pecado. El amor genuino es uno y está dirigido en una sola dirección. En dirección al cónyuge y en Dirección a Dios. ¿Ha permitido usted alguna clase de coqueteo o mezcla, en la que Cristo Jesús, es tenido en cuenta, pero en medio de multitud de dioses y de diosas con forma humana, o de cualquier otro tipo?

Responder con integridad esta pregunta, será la mejor explicación a todo lo que nos ocurre y tal vez nos ocurra, en la vida práctica, con solo considerar que nuestro esposo-a, jamás permitiría ni siquiera un beso al vecino-a, porque el cónyuge ofendido, estaría justificado en sus celos.
Así Dios, jamás permitirá, que lo besemos a Él, pero también a todo tipo de dioses o formas de dios, porque sus celos serán justificados.


Nahúm 1: 2 2El SEÑOR es un Dios celoso y vengador. ¡SEÑOR de la venganza, Señor de la ira! El SEÑOR se venga de sus adversarios; es implacable con sus enemigos. Nueva Versión Internacional

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