!! amarga ¡¡, ...
Job 7: 11/17 11 »Por eso no puedo quedarme callado. Es tanta mi angustia y mi amargura que tengo que dar voz a mi queja. 12 ¡Yo no soy el mar, ni un monstruo marino, para que tengas que ponerme una mordaza! 13 Cuando pienso hallar consuelo en mi lecho, y que acostado atenuaré mis quejas, 14 tú vienes y me asustas en mis sueños; ¡me llenas de terror con visiones! 15 ¡Preferiría que me estrangularas, que me quitaras la vida! 16 ¡Aborrezco esta vida! ¡No quiero seguir viviendo! ¡Déjame ya! ¡No vale la pena seguir viviendo! 17 ¿Qué es el ser humano, que lo engrandeces, y lo tienes tan cerca de tu corazón? RVC.
... como el ajenjo, estigma de la amargara en que transcurre la existencia humana, esclavizada por el éxito y la prosperidad que les propone el esclavizador, bajo extremo terror ante su Creador, pero escondido tras su ganancia, fraudulenta conseguida a precio de pecado, de muerte, en que han sido "condicionados", los seres que aun cuentan con la forma y figura de su Creador, operan pero vacíos de vida, de espiritu, de conexión genética y armonía de identidades con su Padre.
Como ocurre con los poderosos robles, cedros y demás de sus características, dadas por el Creador, de estos gigantes poderosos, queda solo la esquelética forma, raída de vida, porque no circula Savia, por sus canales, no hay otra cosa que "leña", para echar al fuego, aun las aves evitan posarse en las rígidas ramas, por la posibilita de ser heridas por su dureza inútil estéril, son so sombras de lo que fueron en el paraíso, la plenitud en que la fertilidad, su espesura, fueron la Gloria de su Creador y Dios y Padre.
Quedó, prevaleció la forma, que se parece a las personas, que fueron, pero en verdad son la forma y figura de la muerte, de la desértica perfectiva que reciben los que han caido en el desierto y tratan de encontrar abrigo al calor y la sequia, y la absoluta nulidad de lo que pudiera favorecer la vida, es la normativa den que se lleva a efecto la existencia entre arboles raídos-muertos, que favorecen únicamente la aterradora certeza de la muerte.
Su estrado es definitivo, no tienen acceso a la renovación, o al cambio, porque las raíces muertas que los sostienen, están profundamente arraigas hendidas al mundo subeterraneo que gobierna satanás, bajo la amenaza permanente de obedecerle, de arrodillarse religiosamente, ofreciéndole, el honor y reconocimiento que le corresponde al Creador, pero que por su Amor al odio, por el odio al amor, obran agradeciéndole por haberlos matado, en tanto, en tanto Odian al Dios que jamas les hizo daño.
Efesios 2: 1/3 Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. 2 Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo—el líder de los poderes del mundo invisible[a]—, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios. 3 Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás. NTV.