Podra Perdonarme, ...Otra vez?
Romanos 7: 14-25*
Si nos estamos preguntando, si el Señor Jesus, podrá perdonarnos otra vez, con seguridad, le hemos vuelto a fallar. Ha ocurrido que le hemos pedido que nos perdone por haber caido otra vez en pecado, pero dudamos, sobre si EL, nos vera con buenos ojos, a pesar de haber caido otra vez.
Esta es una situación de las mas peligrosas, en la vida de un creyente que ha entregado su vida a Cristo Jesus y ha recibido el perdón de sus pecados y que sabe con certeza, cuales fueron esos horribles actos con los que lo ofendió antes de conocerlo.
Digo peligrosa, porque es en esta forma como El diablo, que no descanza en su guerra contra nosotros, puede llevarnos a la completa desilución por nuestra vida piadosa y asi lograr, que se cumpla la escritura: 2 de Pedro 2: 20/22 20Además, los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, ya no siguen el ejemplo de los pecadores de este mundo. Pero si permiten que los vuelvan a engañar con esas cosas, y se dejan controlar por el pecado, quedan peor que antes. 21Más les valdría nunca haber sabido de qué manera quiere Dios que vivan. Pero ahora lo saben, y si dejan de obedecer a Dios, quedarán peor que antes. 22Así, esas personas demuestran la verdad del dicho: "El perro vuelve a su vómito", y también de este otro: "El cerdo recién bañado vuelve a revolcarse en el lodo". Version Biblia en Lenguaje sencillo
El peligro nace cuando nos olvidamos dia a dia de someter, cada decision y actividad a nuestro amoroso Señor, que es el resultado de alejarnos de su Palabra, la Biblia. Cuando nos alejamos de los que son en verdad nuestros hermanos y nos acercamos a los que diciêndose amigos, no son otra cosa, que los instrumentos de Satanás para hacernos caer otra vez.
Este error, crece en nosotros, porque perdemos de vista el amor de Dios y su razón para perdonarnos. El perdón que El nos dió y que es total y sin limitaciones, lo hizo personal en Cristo Jesus, cuando lo colgó de la cruz. Esta es la prueba de que por nuestra cuenta, o por nuestra fuerza, es imposible pagar o alejarse del pecado.
De manera que lo unico que tenemos que hacer, es volver nuestros ojos a El y lo veremos con sus sagrados brazos abiertos diciendonos: Yo te perdono, toma mi yugo que es liviano y dejame a mi todo lo que te atormenta. No luches, aferrate a mi victoria sobre Satanas, no te dejes vencer por un enemigo que ya fue vencido por mi, en la Cruz. Vuelve a mi, rechaza las ofertas que te hace y recuerdale mi nombre, que es sobre todo nombre y con seguridad huira:
Efesios 6: 10/12 10Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. 11Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. 12Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea.
No importa que tan grave le parezca lo que ha hecho. Usted sabe cuanto le pesa haber caido y sabe que aunque no queria hacerlo, de todos modos lo hizo, como si no hubiera mas remedio que dejarse arrastrar hasta mucho abajo de donde lo rescato Cristo Jesus. Mi amado, puede estar seguro, que EL jamás lo recharzará, somêtase a su autoridad y a su poder irresistible y entonces la victoria sobre la esclavitud al pecado, volvera a ser la esclavitud al amor que Cristo siempre te da y podras escucharlo personalmente decir,... ven amado, porque te amo, como no puedes siquiera imaginarlo.
Y oiras su dulce voz; Dicendote" Yo te perdono", ven a mi y Yo te hare descansar.
*Romanos 7: 14/25 14Nosotros sabemos que la ley viene de Dios. Pero yo no soy más que un simple hombre, y no puedo controlar mis malos deseos. Soy un esclavo del pecado. 15La verdad es que no entiendo nada de lo que hago, pues en vez de lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer. 16Pero, aunque hago lo que no quiero hacer, reconozco que la ley es buena. 17Así que no soy yo quien hace lo malo, sino el pecado que está dentro de mí. 18Yo sé que mis deseos egoístas no me permiten hacer lo bueno, pues aunque quiero hacerlo, no puedo hacerlo. 19 En vez de lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer.20 Pero si hago lo que no quiero hacer, en realidad no soy yo quien lo hace, sino el pecado que está dentro de mí. 21 Me doy cuenta entonces de que, aunque quiero hacer lo bueno, sólo puedo hacer lo malo.22 En lo más profundo de mi corazón amo la ley de Dios.23-25 Pero también me sucede otra cosa: Hay algo dentro de mí que lucha contra lo que creo que es bueno. Trato de obedecer la ley de Dios, pero me siento como en una cárcel, donde lo único que puedo hacer es pecar. Sinceramente, deseo obedecer la ley de Dios, pero no puedo dejar de pecar porque mi cuerpo es débil para obedecerla. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me hace pecar y me separa de Dios? ¡Le doy gracias a Dios, porque sé que Jesucristo me ha librado! Version Biblia en Lenguaje Sencillo